*La sociedad está esperando respuestas

El bullying, la violencia o acoso escolar, como se le conoce a este anglicismo porque de manera muy sencilla lo refiere y lo refleja, ha atacado sin duda y afectado principalmente a niñas y niños de entre 12 y 15 años, sin que sea privativo específicamente a esta edad, pero que las cifras reflejan que esta es una edad en la que tenemos que poner especial atención para atender esta situación.

En la mayoría de los casos se cuenta con el silencio y la complicidad del resto de la comunidad escolar, a veces en el aula, a veces en toda la escuela, e incluida a veces con la participación de los maestros, y por eso resulta un tema fundamental.

Sabemos que este tema -según los datos que se arrojan al respecto- afecta a 18.7 millones de alumnos; 44.5 por ciento de los estudiantes admiten haber vivido al menos una experiencia de violencia verbal, psicológica, física, y ahora hasta a través de las redes sociales.

El 40 por ciento declara haber sido víctima de acoso, 25 por ciento de insultos y amenazas y el 17 por ciento declara haber sido golpeado.

No me parece un tema menor. Al contrario, esto está reflejando la urgencia de atenderlo y de atenderlo como podemos hacerlo los mexicanos, no sólo desde el punto de vista legislativo.

Aquí en el Congreso hay seis leyes: cuatro en el Senado, dos en la Cámara de Diputados, que se refieren al tema.

Aquí hemos hecho un esfuerzo por reformar la Ley de Educación, que contempla aspectos necesarios para enfrentar este problema, pero tiene que ser una simbiosis, porque también tiene que ir acompañado de la política pública necesaria para hacerlo efectivo.

Y no sólo eso, por eso decidí venir a hacer una adición a esta tribuna, porque creo que lo más importante es que si hoy se han dado casos, éstos no queden impunes.

Tenemos que encontrar el mecanismo para darle seguimiento a los casos que se han suscitado, los más graves, porque esto nos va a permitir determinar si la ley es suficiente o si no, si tenemos que legislar a nivel nacional, si tienen que legislar los estados de la República o qué se tiene qué hacer, pero acompañemos medidas legislativas de políticas públicas para enfrentar este importante hecho.

Les pido que por un minuto se pongan en los zapatos de una madre o de un padre, que ha perdido a un menor, niña o niño, de 12 años. Y piensen claramente qué es lo que quisieran que ocurriera después de un hecho tan lamentable, sin caer por un lado en las exageraciones y satanizar algunas conductas de niños y maestros, pero no permitiendo que algunas de ellas queden impunes, no se vale.

No se vale que la respuesta a una madre afligida sea “perdón, estaban jugando, esto es un juego”.

Tiene que haber la reacción necesaria de la sociedad para poder lograr el efecto que queremos. Y el efecto lo vamos a lograr si no hay impunidad.

Aquí tenemos los casos, que esta Comisión Permanente encuentre el mecanismo adecuado para darle seguimiento a estos casos y que no queden impunes, y que ello nos permita saber el alcance de la ley.

Ya las Comisiones de Educación, en el Senado, y en la Cámara de Diputados están haciendo un esfuerzo a través de foros que han convocado. Apoyémoslos, sigamos adelante con este trabajo que parece importante, pero en este tema en particular de los hechos ya acontecidos, la sociedad no está esperando como respuesta que hagamos un foro; la sociedad no está esperando como respuesta que convoquemos a especialistas.

La sociedad está esperando una respuesta concreta con dos tipos de acciones: la primera legislativa, si acaso hace falta algo que reformarle a la ley, y si hace falta hagámoslo de inmediato; pronunciémonos porque las comisiones en ambas Cámaras resuelvan las seis iniciativas que tienen pendientes.

Y en segundo lugar, el seguimiento específico a este caso y a este hecho tan lamentable que se ha dado en Tamaulipas, y que costó la vida a Eleazar Gómez, en Ciudad Victoria, sirva de guía para que no quede impune ningún hecho relacionado con este tipo de violencia.

Finalmente, este es un tema de educación y de cultura, tenemos que incitar para que la educación –a través del sector educativo federal y estatal- contemple las medidas necesarias para trabajar de lleno en un tema que verdaderamente es de interés para México y los mexicanos.