Así como no se puede permitir que unos maten gente, tampoco se puede permitir que otros maten votos
El consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova Vianello, no parece asimilar el grave escenario en que se encuentra, la pésima imagen social que le está inyectando al organismo que se le ha confiado y el daño que le puede provocar al país.
Más por congruencia que por vergüenza, el funcionario debe buscar una salida que le permita al INE seguir operando con los índices de confiabilidad que todavía le caracteriza, pues de continuar en el cargo, Córdova Vianello alimentará el de por sí ya histórico descrédito que arrastran los partidos políticos que, con su actuar, están ahuyentando de las urnas a los electores.
Como ya es sabido de todo México y allende las fronteras, el todavía titular del INE tuvo una conversación telefónica con Edmundo Jacobo Molina, secretario ejecutivo, a quien le dijo una sarta de barbaridades para burlarse con brutalidad de los grupos indígenas, no solo de México, sino de todo el mundo.
El motivo de la comunicación telefónica de Lorenzo Córdova Vianello con su colaborador en el INE no fue para tratar asuntos de carácter privado, pues fue para hacer los preparativos de cómo se desarrollaría en la siguiente reunión a la que se dirigía a tratar asuntos de carácter público y por lo tanto es una falacia el argumento de que se trató de una conversación de carácter privado.
Entiéndase, ambos funcionarios trataron asuntos públicos como aquellas comunicaciones telefónicas que se les interceptan a los delincuentes cuando planean cometer una de sus fechorías. Y entiéndase, así como no se puede permitir que unos maten gente, tampoco se puede permitir que otros maten votos.
Ese es el fundamento con que está creciendo la exigencia de que el consejero presidente del INE deje el cargo, aunque la mayoría de los medios informativos, impresos y electrónicos callen, y algunos hasta contribuyan a desdibujar la profunda irritación social para que pronto se diluya la grave brutalidad.
Por ser de absoluto interés nacional e importancia histórica que tiene el episodio, aquí reproducimos las brutales expresiones de Lorenzo Córdova Vianello:
“A ver güey, Edmundo, no mames, no voy a mentir, te lo voy a decir como hablaba ese cabrón, te lo voy a decir: yo jefe gran nación chichimeca, vengo Guanajuato, yo decir a ti o diputados para nosotros o yo no permitir tus elecciones”.
“Se ve que este güey… yo no sé si sea cierto que hable así, cabrón, pero no mames vio mucho Llanero Solitario, con eso del toro…no mames…me cai que le faltó decir, yo gran jefe toro sentado, líder gran nación chichimeca, no mames cabrón, está de pánico”.
“Ya les di asesorías a los de los pueblos indígenas, no mames cabrón hay que escribir unas crónicas marcianas desde el INE (…) es que desde las dramáticas reuniones con los padres de Ayotzinapa”.
“O acabamos muy divertidos o acabamos en el psiquiatra de aquí, cabrón”.
Esa es la verdadera cara de Lorenzo Córdova Vianello y motivo contundente para dudar de que en un momento dado no le importe el destino de los votos que emitan los indígenas de México que no hablan español, los campesinos en extrema pobreza y demás grupos vulnerables susceptibles de ser manipulados en temporadas de elecciones.
Están a tiempo.