En abril pasado el Pleno de la ALDF aprobó la iniciativa de Ley para la Promoción de la Convivencia Libre de Violencia en el Entorno Escolar del Distrito Federal, ordenamiento que involucra desde entonces, no sólo a los maestros y directivos de las escuelas, sino a los padres de familia a asumir roles más dinámicos y definitivos para inhibir y frenar las agresiones psicológicas y físicas contra los niños y niñas.

A más de 45 días de entrada en vigor de las reformas, los resultados son positivos, pues desde el hogar, vínculo principal para crear conciencia en los potenciales agresores, se ha logrado minimizar esta indisciplina.

Cada quien en su ámbito, padres de familia, profesores, directivos, autoridades de la SEP Federal y la local, de la SSP capitalina, en el entorno de los planteles educativos, vienen actuando para desalentar la agresión contra compañeros.

Las Comisiones de Educación, Salud, Derechos Humanos de la ALDF vienen insistiendo en no bajar la guardia y supervisar en las aulas, en los patios y en el acceso a los planteles que alumnos de grados superiores en primaria y secundarias, no infrinjan presiones, acoso o golpes a un pequeño; en caso de darse, remitir a la Dirección de la escuela al agresor, para citar a sus padres e iniciar un proceso de convencimiento que desista de tal actitud.

Los legisladores insisten que de reincidir en la agresión, el alumno debe ser canalizado a tratamiento psicológico especial, en donde no sólo acuda a consulta el responsable, sino sus padre, pues una vez conociendo el historial médico y mental de los progenitores se conocería las causas del comportamiento del victimario.

En tanto a los afectados, los profesores, directivos del plantel y sus padres mantendrían pláticas para orientarlo y detectar algún grado de problema psicológico para canalizarlo a terapias especializadas.