La directora general del Instituto de las  Mujeres del Distrito Federal (InmujeresDF), Martha Lucía Mícher Camarena, partió la Rosca de Reyes en la Casa Xochiquetzal, en compañía de 12 adultas mayores trabajadoras sexuales.

La casa que se encuentra ubicada en el corazón del barrio de Tepito es la única de este tipo  en América Latina. Actualmente alberga una población flotante de 24 mujeres; cuentan con servicios de cocina, comedor, dormitorios, regaderas,  sanitarios, lavaderos, salón de usos múltiples y  cuarto de televisión. Asimismo, reciben atención médica, legal, psicológica y social gratuita.

Paralelamente se impulsan acciones para que las mujeres obtengan sus actas de nacimiento, gestionen la tarjeta de beneficios alimentarios a las adultas mayores trabajadoras sexuales y se ofrecen programas de capacitación y desarrollo personal.

Durante la celebración por el Día de Reyes, Mícher  Camarena informó que en los próximos días se llevará a cabo una reunión con personal de InmujeresDF y habitantes de la Casa Xochiquetzal para evaluar los logros alcanzados y los aspectos que deben mejorarse.

Invitó a las usuarias de este espacio a “convivir en armonía y respeto, ya que las diferencias son para analizar y trabajar en las reglas de convivencia”.

La Casa Xochiquetzal fue inaugurada el 29 de noviembre de 2006 como respuesta del Gobierno del Distrito Federal ante la solicitud de  un grupo de trabajadoras sexuales independientes de la tercera edad.

El  objetivo de esta casa -cuyo nombre proviene del náhuatl “flor hermosa”- es evitar que las  trabajadoras sexuales adultas mayores  que se encuentran en situación precaria, duerman en las calles y carezcan de acceso a alimentos  y servicios básicos de salud.

Desde primera hora del día  las mujeres barrieron el patio, colocaron manteles blancos sobre las mesas de plástico, acomodaron las sillas y prepararon chocolate para acompañar la Rosca de Reyes.

Detrás de cada uno de  esos rostros existen interminables historias, innumerables sonrisas, pero también incontables lágrimas derramadas; sin embargo, el momento las llena de entusiasmo.

Cuando todo está listo una de las mujeres pregunta: “¿Quién empieza a partir la rosca?”. Nadie quiere ser la primera, pero finalmente alguien toma la iniciativa  y  luego todo es más sencillo, una a una las mujeres  empiezan a cortarla, cada quien elije el tamaño de su rebanada y enseguida debe demostrar que no  le tocó “el niño”, porque de lo contrario tendrá que preparar los tamales el 2 de febrero.

Es en esa confianza, entre amigas, o simplemente entre compañeras de habitación que una mujer  toma la palabra –porque quiere que sepan que en esta casa ha aprendido a valorarse como mujer- . “Nosotras hemos llevado una vida difícil, hemos sido criticadas y humilladas, pero en esta casa he aprendido a vivir con la frente en alto, por eso quiero agradecer a InmujeresDF por estar al pendiente de nosotras, por enseñarnos a vivir con dignidad”, concluyó.