La inseguridad es la mayor preocupación entre la sociedad. En 2008, el porcentaje de personas en esa condición fue de 37 por ciento; en 2009, de 42 por ciento, y en junio de 2011, de 56 por ciento.
Lo anterior, según un estudio comparativo sobre cómo perciben los consumidores de la Ciudad de México la situación actual, aplicada a una muestra de 400 sujetos de las clases media y popular, coordinado por Javier Cervantes Aldana, de la Facultad de Contaduría y Administración (FCA) de la UNAM.
A la inseguridad (56 por ciento) sigue el desempleo (18 por ciento); crisis financiera (10 por ciento); corrupción (siete), y narcotráfico (ocho por ciento).
“Llama la atención que la gente se preocupe menos por la crisis financiera: de 32 por ciento en 2008, disminuyó a 10 por ciento hacia mediados de 2011, quizá debido a que en aquel año Estados Unidos se vino abajo en el ámbito económico”, estimó Cervantes Aldana.
Incongruencia de los consumidores
Algo que sorprende al universitario es la incongruencia de los consumidores mexicanos. Dio cifras de ese optimismo en el Distrito Federal: en 2008 y 2009, fue de 45 por ciento, y en junio de 2011, de 58 por ciento.
En la ciudad capital, un buen porcentaje de la población siente que le va mejor con respecto al año pasado: de 24 por ciento subió a 33 por ciento. En cambio, los que piensan que están peor pasaron de 23 a 24 por ciento.
Con respecto a la situación económica del país, 76 por ciento pensaba que había empeorado en 2008, pero únicamente, 57 por ciento tiene esta percepción en 2011.
Ante la estrechez económica se mantiene la tendencia a reducir los gastos. Ahora, 83 por ciento de los habitantes planea disponer menos de algunos servicios y productos, como compras en el supermercado y diversiones (cine, teatro y restaurantes, entre otros).
Aunque nueve por ciento de las personas dijeron haber sido afectadas en el rubro de la educación (pago de escuelas y universidades) en 2009, este porcentaje se redujo a seis (menos gente cambió a sus hijos a escuelas públicas) en 2011.
Asimismo, la tendencia a acudir a las clínicas del Seguro Social y el ISSSTE, en vez de solicitar un servicio médico privado, subió de 24 a 33 por ciento. “Además, en 2008, el 17 por ciento de la población no gastaba en medicamentos de patente, sino en genéricos intercambiables, hoy, esa cifra es de 21 por ciento”, apuntó el académico universitario.
Si bien está a la baja, el porcentaje del ingreso destinado al pago de deudas continúa alto: de 60 por ciento en 2008, pasó a 56 por ciento en 2011. En cuanto a los individuos con problemas para saldar sus tarjetas de crédito, en 2008 era de 50, y en 2011, subió a 58 por ciento.
En opinión de Cervantes Aldana, los mexicanos no aprendemos de las lecciones pasadas. “Volvemos a caer en los mismos errores. No planeamos para el futuro. Sabemos, por experiencia, que las crisis económicas son recurrentes y, sin embargo, no estamos preparados para enfrentarlas”.
Por último, el académico recomendó una mayor injerencia de las mujeres en la administración de los ingresos familiares, pues ellas son las que se encargan de “estirar” el dinero, así como de simplificar los renglones del gasto y hacer recortes en los que no son indispensables.