La diputada Gabriela Medrano Galindo, secretaria de la Comisión del Deporte, denunció que a causa de la tala clandestina y podas irregulares, se pierden al año entre cinco mil y seis mil árboles en grandes ciudades, vitales para la generación de oxígeno, como en el caso del Distrito Federal, según datos de la Asociación Vida Verde.
“Durante las últimas décadas en nuestro país se ha experimentado una transformación drástica del paisaje, afectando considerablemente a los sistemas ambientales de nuestras ciudades”, sostuvo.
Explicó que a pesar de los esfuerzos de la sociedad y las autoridades para lograr el equilibrio entre las variables de población, recursos económicos y medio ambiente, el aumento de la explosión demográfica en las ciudades ha impactado de manera negativa en la conservación de los recursos naturales, principalmente los árboles.
Su importancia radica en que liberan oxigeno hacia los distintos ecosistemas, como elemento necesario para la respiración de otros seres vivos, mientras que, por otro lado, eliminan de la atmósfera o reducen la concentración del Dióxido de Carbono, señaló.
Por lo anterior, la legisladora presentó un punto de acuerdo para exhortar a las autoridades ambientales, de los diferentes niveles de gobierno, a implementar campañas permanentes de reforestación y concientización respecto a la importancia de la preservación de los árboles en beneficio del medio ambiente y la salud humana.
La preservación de áreas verdes en las ciudades debe ser preocupación de carácter institucional, pues, dijo, ninguna actividad que atente contra la conservación y preservación de los recursos naturales podrá resultar en beneficio de la sociedad.
“El acelerado crecimiento de las metrópolis no sólo se debe a un proceso biológico reproductivo de la población, sino en gran parte por la migración, tanto del entorno rural, como por los ciudadanos de otros países o regiones, en la búsqueda de estabilidad laboral, seguridad alimentaria, educación o simplemente mejores condiciones de vida”, indicó.
Consideró que la creación de zonas verdes y la presencia de áreas ajardinadas en las ciudades aumentan la sensación de seguridad en los habitantes, disminuyendo las tasas de criminalidad y reduciéndose las expresiones de violencia.
“Sin duda la experiencia en la naturaleza, la contemplación de paisajes y entornos naturales produce todo un conjunto de beneficios y bienestar a los usuarios de estos espacios, pues más allá de las consideraciones estéticas, la naturaleza urbana empieza a ser percibida como un elemento integrador entre las valoraciones económicas, ambientales y sociales, así como un elemento de identidad y referencia”, concluyó.