Urge que la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda del Distrito Federal emita norma que establezca una zona de protección comercial para los mercados públicos, concentraciones comerciales y comercio barrial del Distrito Federal, ante la competencia desleal que practican las grandes cadenas de autoservicio que se instalan en sus inmediaciones, demandó la diputada Aleida Alavez Ruiz.

Señaló que se debe establecer un radio de estabilidad y protección de los mercados públicos y concentraciones, resguardando a los establecimientos pequeños que tradicionalmente se instalan a su alrededor, para evitar que se termine de trastocar una costumbre comercial arraigada en las formas de abasto y consumo popular.

Aseguró que insistirá para que comisiones de Abasto y Distribución de Alimentos, de Administración Pública Local y de Fomento Económico de la Asamblea Legislativa dictaminen las iniciativas presentadas por los grupos parlamentarios del Partido del Trabajo, Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática sobre este asunto.

Señaló que los mercados públicos están en peligro de desaparecer por el gran daño que estos centros comerciales les han causado. Calificó de injusta esta situación que obliga a muchos comerciantes de los mercados públicos a ofrecer mercancías de entretenimiento o tecnológico, desplazando las mercancías tradicionales de alimentos perecederos, ropa, zapatos y flores.

Los mercados, dijo, van perdiendo de manera lenta y definitiva su oferta de mercancías y  con ello su sello tradicional y cultural que dan a los barrios de la Ciudad de México, porque constituyen formas de comunicación, solidaridad, arraigo y convivencia cotidiana que una cadena comercial está imposibilitada a ofrecer.

Apremió a aplicar medidas para rescatar estos centros de abasto que no pueden competir con las grandes cadenas comerciales, al tiempo que protegen a consumidores que no pueden pagar los precios de las tiendas comerciales.

Además, el grave deterioro de la economía popular nos impone a buscar medidas de protección de las áreas económicas primarias, como los mercados públicos y concentraciones, con la finalidad de que no sean avasallados por los grandes consorcios o cadenas comerciales.

Un mercado público es, dijo, el espíritu de una colonia; una forma de mantener tradiciones ancestrales nobles, lenguajes, apariencias y costumbres como las fiestas y las celebraciones del Día de Reyes, Navidad; la fiesta propia del mercado, de los santos patronos o del día de muertos.

“Ante este proceso de competencia injusta y toda la secuela de daños mercantiles y culturales, estamos obligados a hacer esfuerzos por frenar la proliferación de establecimientos comerciales de gigantescas cadenas nacionales o mundiales, sustentado en la petición legítima de la permanencia, mantenimiento y creación de mercados públicos que se comprometan a guardar y mantener perfiles culturales nativos, tradicionales, nutricionales y de comunicación comunitaria”, concluyó la legisladora perredista.