Por Héctor Barragán Valencia
Este jueves tomaron posesión los delegados que gobernarán los próximos tres años las demarcaciones políticas en que se divide la Ciudad de México.
La novedad es que por vez primera desde 1997, año en que el PRD se convirtió en la fuerza política hegemónica, una parte importante del territorio capitalino es gobernado por un partido, Morena –que además es la primera minoría en la Asamblea Legislativa–, cuya meta es desplazar del poder a la agrupación que gobernó a la capital del país los pasados 18 años.
El desafío que plantea el principal bando opositor para la gobernación del Distrito Federal es formidable. Algunas áreas donde posiblemente colisionen estos partidos serían los ámbitos sindical y el comercio informal.
En otros terrenos las disputas pueden ser benéficas para los ciudadanos, pues mejorarían la rendición de cuentas, la transparencia y el ordenamiento territorial de la ciudad.
El proyecto político de Morena de arrebatar el control del Distrito Federal al PRD implica apoderarse de campos que dan votos y dinero. Tales son los casos de los sindicatos y del comercio ambulante.
En el primer asunto, el Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal ya toca los tambores de guerra, toda vez que las cinco delegaciones políticas de Morena pudieran impulsar una nueva agrupación laboral que rivalice con el antiguo gremio.
Así que al parecer se avecina un periodo de disputas que pueden ocasionar desde zozobra hasta inestabilidad laboral y administrativa en diversas demarcaciones políticas y en otras esferas del gobierno capitalino.
Una lucha enconada puede perjudicar a ambos bandos. El otro plano peliagudo es un posible enfrentamiento por el control de los ambulantes.
El comercio informal masivo (efecto de la globalización, la crisis y el abandono del modelo de sustitución de importaciones, la explosión demográfica y la inmigración interna) es un ámbito en el que confluyen la legalidad y la ilegalidad, la economía formal y la informal, así como el interés de organizaciones criminales.
En tal contexto, la disputa por esos espacios –que puede ser escenificada vívidamente en la delegación Cuauhtémoc, territorio que alberga el mayor número de ambulantes–, quizá rompa los equilibrios internos y se genere una ola de reyertas de pronóstico reservado.
Guardada toda proporción, puede servir de ilustración lo que pasó cuando la Presidencia de la República perdió el control político de los capos y distintos grupos políticos que lindaban entre lo lícito y lo ilícito.
El resultado fue el pluralismo armado. ¿Cómo afectaría dicho fenómeno a la paz pública en la Ciudad de México?