Un consorcio internacional formado por revisores de Estados Unidos, Holanda, España y Francia, evaluó y aprobó la construcción definitiva del instrumento infrarrojo FRIDA (acrónimo de inFrared Imager and Dissector for the Adaptive optics system), que se desarrolla en México bajo el liderazgo de investigadores del Instituto de Astronomía de la UNAM.
Por primera vez en su historia, México lidera en todos los sentidos un proyecto instrumental astronómico internacional de gran envergadura y sorprendente: FRIDA. Lo hará desde la fase de la proyección técnica hasta la del estudio científico, con una tecnología nunca antes diseñada y que, posteriormente, fue autorizada su fabricación.
El equipo, que generará imágenes inéditas del Universo en el infrarrojo cercano, forma parte de la segunda generación de tecnologías del Gran Telescopio Canarias (GTC), uno de los más grandes del mundo en su tipo, con un diámetro de 10.4 metros en su óptica principal, y que funciona desde 2009, en La Palma, Islas Canarias, España.
Tras aplicar criterios semejantes a los utilizados para definir la instrumentación de satélites en las agencias espaciales de Estados Unidos (NASA) y Europa (ESA), los revisores dieron luz verde para que comience la fabricación definitiva del instrumento en nuestro país, una labor que ocupará al grupo universitario en los próximos cuatro años.
El investigador principal de FRIDA es José Alberto López y Alan Watson contribuye en la definición del instrumento y el área de ciencia; la gestión del proyecto está a cargo de Beatriz Sánchez; el diseño óptico es de Salvador Cuevas; la integración y validación es responsabilidad de Carlos Espejo; el control de subsistemas depende de Rubén Flores, mientras la definición del instrumento y el área de ciencia corre a cargo de Alan Watson. En el grupo también participan Óscar Chapa, Luis Carlos Álvarez, Gerardo Lara y Carolina Keiman, todos del Instituto de Astronomía de la UNAM.
La fase de prueba en laboratorio está programada para 2014 y el instrumento se entregará al Gran Telescopio Canarias para su puesta en marcha y operación en 2015.
Se trata de la tercera colaboración de astrónomos e ingenieros del Instituto de Astronomía con el GTC, quienes en la primera etapa participaron con colegas españoles en el diseño, construcción y puesta en marcha del instrumento OSIRIS, que funciona con éxito en el equipo canario.
En el proyecto, también participan especialistas mexicanos del Centro de Ingeniería y Desarrollo Industrial (CIDESI), así como científicos españoles y estadounidenses de las universidades Autónoma de Madrid (UAM) y de Florida (UF), así como el Instituto de Astrofísica de Canarias.
Óptica adaptativa
FRIDA es uno de los dos instrumentos que formará parte de la llamada “segunda generación” del GTC. Trabajará en el rango de luz infrarroja y podrá alcanzar, desde la Tierra, un poder de resolución comparable al de los telescopios espaciales.
Utilizará un método denominado óptica adaptativa, que corrige en tiempo real las deformaciones producidas por la turbulencia atmosférica. Cuanto más la atmósfera presenta esta última característica, las trayectorias de los rayos de luz provenientes de los astros se hacen más erráticas, generan imágenes menos definidas y limitan la capacidad de distinguir objetos muy juntos.
Dentro del GTC, el instrumento podrá generar imágenes de muy alta resolución, inigualables hasta ahora, y espectros con los que se podrán estudiar las composiciones químicas y las propiedades físicas de los materiales constituyentes del Cosmos.
Por sus características únicas, permitirá a los científicos realizar estudios cinemáticos y físicos de regiones tan pequeñas como las contenidas en áreas del cielo menores a un segundo de arco cuadrado rebanadas en 30 secciones. La cámara tomará imágenes con una resolución de decenas de milisegundos de arco, capaz de distinguir una moneda de un peso a más de 100 kilómetros de distancia.
La observación de un Universo frío
Pero ¿qué pretenden estudiar los astrónomos con FRIDA? El instrumento captará la luz del Universo relativamente fría: el infrarrojo cercano. Su gran secreto es su inigualable resolución tanto para tomar imágenes del Universo como para estudiar mediante espectros la composición química y las propiedades físicas de los cuerpos celestes.
Estas características abren ampliamente las posibilidades de estudio, que observará desde los astros del sistema solar hasta las galaxias más lejanas. Las imágenes tomadas trazarán el mapa y estudiarán cráteres y volcanes de los planetas y lunas del sistema solar.
Las frías enanas marrones serán también objeto de análisis, así como las regiones donde se están formando estrellas, como la conocida nebulosa de Orión, que se encuentra en la constelación del mismo nombre. Su resolución espacial distinguirá compañeras binarias cercanas una a la otra, discos protoestelares: el estadio más primigenio de una estrella.
Además, la capacidad de medir la velocidad del gas con precisiones que aún no alcanzan, permitirá estudiar los chorros de gas que emergen de algunas estrellas y del centro de algunas galaxias que albergan agujeros negros supermasivos en sus centros. También, se analizarán las estrellas en sus últimas etapas.
Muchos serán los programas científicos en los que trabajará FRIDA, como las galaxias con una peculiar e intensa formación estelar y que son denominadas Starbursts, o aquéllas activas con agujeros negros supermasivos, las interacciones y las propiedades y evolución de los cúmulos que pueblan el Universo.
Siete años de trabajo
Desde hace siete años, el Instituto de Astronomía de la UNAM ha encabezado todas las fases de planeación, diseño, construcción, verificación y desarrollo científico de FRIDA.
En 2005, el consorcio del Gran Telescopio Canarias aceptó el diseño conceptual de FRIDA. Entocnes, científicos e ingenieros del IA
comenzaron a trabajar en la proyección óptica y mecánica del instrumento.
Dos años después, se realizó la primera revisión general del diseño que incluyó, además de las partes óptica y mecánica, el sistema de control, detectores, espectrógrafo y un sistema de criogenia, sistema de enfriamiento que permite mantener el sistema optomecánico al vacío y a temperaturas de 190 grados Celsius bajo cero.
Desde la revisión y evaluación del 2007, los especialistas de FRIDA han perfilado y construido tres prototipos de los mecanismos más críticos del proyecto.