El conocimiento científico y tecnológico, aunado a una ética social y biológica responsable, puede constituirse en un instrumento idóneo para solucionar problemas actuales, afirmó Pablo Rudomín Zevnovaty, doctor honoris causa por la UNAM.
“Debemos preguntarnos si tenemos la capacidad de utilizarlo para anticipar riesgos, proponer soluciones, actuar en consecuencia, interactuar en forma positiva con el entorno y lograr una convivencia armónica entre individuos y sociedades”, dijo.
Algunos de los problemas originados por falta de conocimiento, o la resistencia a utilizarlo son analfabetismo, racismo, fundamentalismos ideológicos, terrorismo, drogadicción, violencia, deterioro del medio ambiente, calentamiento global, pobreza extrema, desnutrición, hambruna, enfermedades emergentes y autismo social, puntualizó.
En la conferencia magistral Información y conocimiento. Una visión neurofisiológica, expuso que el mundo está inmerso en una revolución global, que abarca hallazgos en el estudio de procesos de comunicación a distintos niveles, por ejemplo, entre moléculas, células y sistemas, además de los avances en el campo de la genética.
Era del conocimiento
Rudomín Zevnovaty, galardonado con el Premio Príncipe de Asturias en 1987, explicó que los datos no son suficientes. Para generar conocimiento es necesario procesarlos e integrarlos, a fin de resolver problemas específicos. “La representación del mundo externo en nuestra corteza cerebral es fundamental para tener un movimiento exitoso”, ejemplificó.
En el auditorio Alfonso Caso, indicó que otra de sus características fundamentales es la posibilidad de tener reacciones anticipadas, lo que requiere toma de decisiones.
Ningún individuo, aseveró, está exento de ser ADN pensante, e integrar la inteligencia social. “A veces pienso que soy optimista y que el conocimiento es un acto de fe, pues requiere planificar a futuro y sólo estamos concentrados en el corto plazo. Es nuestra responsabilidad adelantarnos”, concluyó.