Los rankings QS presentan clasificaciones contradictorias. Mientras que el latinoamericano (QS Latin American University Ranking) ubica a la UNAM como la quinta mejor de la región, el internacional (QS World University Ranking) del mismo año, la coloca en el primer sitio de Iberoamérica. Esta contradicción, obedece a una estrategia comercial diversificada de la empresa Quacquarelli Symonds Limited, estableció Imanol Ordorika Sacristán, director General de Evaluación Institucional de esta casa de estudios.
Desde hace algunos años, esa empresa inició una intensa actividad en la región que incluye la venta de servicios de consultoría, para mejorar en la ubicación de los rankings internacionales.
Por ello, subrayó que las clasificaciones de universidades pueden ser útiles en la medida que proporcionen información, pero son negativas si los datos con que se construyen no son transparentes y promueven una visión inexacta de la educación superior a nivel internacional o regional.
Ordorika explicó que casi todos los rankings, excepto el de Shanghái, tienen problemas de consistencia; una vez que pasan las primeras instituciones, la variabilidad es muy grande dentro de uno mismo, y de una edición a otra, se pueden encontrar variaciones de hasta 40, 90 ó 120 posiciones.
Hay una fuerte corriente internacional, en la que coinciden organismos como la UNESCO, la OCDE y organizaciones universitarias regionales, que plantean la necesidad de tomarlos con precaución. Entre otras razones se argumenta que su construcción con base en indicadores ponderados tiende a sesgar arbitrariamente los resultados; que miden con respecto a un patrón o modelo único de universidad, en el que se privilegia el de universidad-investigación de Estados Unidos; que hay un claro sesgo de idioma, y que tienden a influir en el desarrollo de políticas públicas, institucionales, y de decisiones de los alumnos sobre a qué casa de estudios asistir.
Por eso, apuntó, se ha recomendado construir alternativas, como los sistemas de información y mapas nacionales, regionales o internacionales.
Como constituyen un fenómeno de opinión pública y de interés en todo el mundo, y en particular en el país, es importante darles seguimiento, conocerlos a fondo y hacer un ejercicio de estudio, análisis y crítica sobre su confiabilidad, consideró.
Contradictorio
Ordorika Sacristán refirió que la metodología para hacer ambas versiones del ranking QS es contradictoria. En la construcción del internacional se hacen dos grandes encuestas, una entre académicos de todo el mundo (40 por ciento), y otra, entre empleadores prospectivos (10 por ciento).
Además, comprende la proporción entre estudiantes y académicos (20 por ciento); la internacionalización de la universidad (cinco por ciento), correspondiente al número de estudiantes internacionales entre el total; otro cinco por ciento, al número de profesores internacionales entre el número total de los mismos, y el 20 por ciento restante, al porcentaje de citas obtenidas en artículos indexados en la base Scopus, entre el número de académicos de la institución.
Con estos parámetros, la UNAM y la Universidad de São Paulo ocuparon el lugar 169 en el mundo y fueron las dos primeras de Iberoamérica.
Sin embargo, para el latinoamericano, concluyó, la situación cambia. La encuestas que analiza la reputación de las universidades entre académicos (disminuye su valor de 40 a 30 por ciento), la opinión de empleadores (sube de 10 a 20 por ciento); la proporción de estudiantes entre académicos (baja de 20 a 10 por ciento); número de académicos con doctorado entre el total de académicos de la universidad (10 por ciento); datos de webometrics (10 por ciento); proporción de citas entre artículo (10 por ciento), y proporción de artículos entre académicos (10 por ciento).