En la ciencia están las respuestas a los desafíos que la humanidad y el planeta enfrentan actualmente. La ciencia y su aplicación práctica son esenciales para elevar los niveles de bienestar individual y colectivo de nuestra sociedad, sostuvo el presidente Enrique Peña Nieto, durante la ceremonia en la que se hizo entrega del Premio México de Ciencia y Tecnología en el marco de la Clausura de la XXIV Cumbre Iberoamericana, que se realizó en el puerto de Veracruz.

“La experiencia internacional demuestra que invertir en ciencia, tecnología, innovación y desarrollo es un camino seguro para el crecimiento económico sostenido de largo plazo, por eso México está respaldando con decisión a la ciencia”, destacó el jefe del Ejecutivo durante el evento en el que participaron 22 países miembros de la cumbre.

Informó que para el 2015 el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), “tendrá un presupuesto de más de 37 mil millones de pesos y esto es un incremento nominal de 46% respecto al que se invertía apenas hace dos años cuando inició esta administración”.

Reiteró que el objetivo es que la inversión pública y privada en ciencia y tecnología llegue a ser por lo menos del 1% del Producto Interno Bruto (PIB) para el 2018, pero también reconoció que se parte de una inversión muy inferior a la que hacían otras naciones hoy de mayor desarrollo.

El presidente encabezó el acto de premiación y estuvo acompañado por el rey de España Felipe VI; la presidenta de Chile, Michelle Bachelet; la secretaria ejecutiva de la Cumbre Iberoamericana, Rebeca Grynspan; así como los  presidentes de Uruguay, José Mujica y Perú, Ollanta Humala.

Ante ministros, embajadores, representantes de los países que integran la comunidad Iberoamericana y legisladores, así como personalidades de la  comunidad académica y científica, Peña Nieto destacó que el compromiso del país con la generación de conocimiento “también queda patente en el Premio que hoy estamos entregando de México de Ciencia y Tecnología, el máximo galardón que desde 1990 otorga el gobierno mexicano a los investigadores de Iberoamérica”.

Previamente, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, subrayó la relevancia del  Premio porque “reconoce y da visibilidad a los aportes de la ciencia y la tecnología en temas como la educación, la salud, la alimentación, el ambiente o en áreas del sector productivo, para encontrar parte importante de las respuestas a los problemas que enfrentamos”.

En este sentido destacó que la inversión privada es vital para apoyar la ciencia, ya que en las naciones líderes este sector aporta la mitad o hasta dos tercios del total, “mientras que en los países de América Latina solo se acerca a un tercio del gasto nacional”.

Bachelet dijo que la XXIV Cumbre Iberoamericana representa un paso más al acordar mayor cooperación entre distintos organismos de la región para que “podamos actuar conjuntamente y definir los tres ejes de esta cumbre: educación, cultura e innovación como áreas prioritarias de la cooperación”.

De manera particular sostuvo que la ciencia, la tecnología y la innovación son materia de Estado y deben superar las coyunturas inmediatas. “Son lecciones que no debemos perder de vista en momentos en que nuestra región presenta un enfriamiento de su economía”.

Por su parte, el rey Felipe VI enmarcó su discurso en el ámbito de la cultura, el eje vértebra, dijo, de la identidad que une a las sociedades iberoamericanas las cuales  comparten una serie de elementos que permiten desarrollar proyectos comunes y que son excelente manifestación de esa unidad en la diversidad que identifica  a todo lo iberoamericano.

“La cultura, concepto complejo que recoge conocimiento, arte, creencia pero que también incluye la ley, la moral, las costumbres, los hábitos y habilidades adquiridas como miembros de una sociedad”.

Expresó su confianza en que si se trabaja por  afianzar y enriquecer la potencia cultural y se sirve de ella para consolidar y multiplicar el beneficio social y económico que genera y para garantizar la movilidad de nuestro talento, estudiantes, creadores, artistas y científicos, o de nuestros profesionales, empresarios y académicos, entonces se estará realmente haciendo una aportación seria, histórica y de impacto transformador a nuestra mejora  general y a la de todo el mundo.

El Premio México de Ciencia y Tecnología se entregó al biólogo marino chileno Juan Carlos Castilla Zenovi, al geólogo argentino Víctor Alberto Ramos y al inmunólogo español Carlos Martínez Alonso, ganadores del galardón en 2012, 2013 y 2014, respectivamente.

Los premiados

La 23 edición del Premio México de Ciencia y Tecnología le fue concedida a Carlos Martínez Alonso como reconocimiento a su labor científica y tecnológica a  lo largo de los últimos 30 años en los que ha estudiado los leucocitos en diversos campos, desde la inmunología celular hasta las enfermedades autoinmunes.

Sus trabajos más recientes en el campo de la biología de células madre empiezan a vislumbrar nuevos vínculos entre el control de la diferenciación de células madre y la integridad genómica, con importantes repercusiones en los procesos del envejecimiento y de la tumorigénesis (proceso de iniciar y promover el desarrollo de un tumor).

Víctor Alberto Ramos, ganador del Premio correspondiente al 2013, centra su actividad en el estudio de la evolución de la tectónica de la Cordillera de los Andes y del basamento de América del Sur. La calidad de su labor científica ha tenido influencia singular en el conocimiento de una de las cadenas montañosas más importantes del planeta.

El Premio México del 2012 recayó en Juan Carlos Castilla, biólogo marino pionero en el manejo y protección de los ecosistemas marinos con la participación de las comunidades pesqueras y la industria. Este investigador destaca también por su liderazgo académico, generando a cinco grandes programas de investigación comprometiendo a 70 investigadores chilenos en ciencias del mar de alto nivel.