El fenómeno educativo en la red es como un aprendizaje cambiante, dinámico y flexible, en el que la web es una extensión del salón de clases, en tanto que los profesores son mediadores en el proceso social de construir conocimiento en comunidades virtuales de aprendizaje.
Lo anterior implica aceptar la liberación del conocimiento y la incorporación de nuevos recursos a las prácticas docentes en la UNAM, indicó Patricia Romero Barajas, de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL).
Ante ello, la universitaria presentó un modelo pedagógico apoyado en la tecnología, denominado Redes Educativas en Espacios Universitarios (REDEU).
“La evolución tecnológica de la web 2.0, en la que se basa, nos muestra una realidad en la que se impone la movilidad y en la que la computación en la nube ha generado posibilidades en el ámbito educativo con la adopción de recursos gratuitos”, señaló.
El conocimiento se libera, no está circunscrito al salón de clases con un maestro en un tiempo determinado. Estos nuevos recursos y dispositivos móviles confluyen y conviven con el lápiz, el papel, la pluma y el libro, y confrontan nuestras creencias sobre saber y aprender, dijo. “En las REDEU nos movemos de modelos educativos rígidos y preestablecidos, a procesos dinámicos, adaptados y personalizados al que aprende y a las redes”.
En estas últimas fluye el conocimiento con una organización distinta y flexible, que si bien necesita una pedagogía, ésta se adapta porque la naturaleza y el abordaje de cada área son distintos. Además, considera la emergencia de procesos y funciones. El aprendizaje se construye de manera colaborativa, desde trayectorias y visiones múltiples respaldadas por el software, el hardware, Internet y sus aplicaciones.
El alumno aprende algo, lo procesa, lo adapta y lo comparte porque el aprendizaje en red no es un fenómeno aislado. Si bien empieza por la reflexión y mecanismos internos, esos procesos se extienden y se tornan abiertos y colaborativos; no se hace de manera aislada, sino distribuida en comunidad, añadió Romero Barajas.
“Este proyecto pedagógico-tecnológico se cristaliza en el Posgrado de la UNAM; al concluir mi formación universitaria tuve la oportunidad de trabajar en Holanda como investigadora asistente; durante esta etapa surgió mi gusto por la tecnología y vislumbré su incorporación en el ámbito educativo”, expuso.
Así, a partir de su formación como pedagoga —“hice licenciatura, maestría y doctorado en Pedagogía”— y a 18 años de actividad docente en la FFyL, la investigadora incorporó la tecnología en las tareas docentes, desde una herramienta auxiliar didáctica en la enseñanza, hasta un ambiente virtual inmersivo.
“Estas redes emergen y nacen desde la docencia, quien forma parte de ellas, pertenece al ámbito educativo universitario. Se pueden compartir con todo el mundo o con un determinado grupo, eso lo decide el profesor”, refirió.
El modelo, con todos sus elementos, quedó configurado en octubre de 2012 y en el semestre 2013-2 fue instrumentado en la metodología de investigación acción participativa. Es reconfigurable porque el docente decide qué recursos necesita, con cuáles puede construir su red y qué actividades integrará a su curso.
“Es una pedagogía flexible y abierta al mundo virtual. En nuestro proyecto todo está en la nube, todos son vínculos en Internet, facilitados por los soportes de la web 2.0, basados en nexos amigables, la hipertextualidad y la interactividad cognitiva que promueve la colaboración”, finalizó.