Escrito para proponer una posición científica de las bases astronómicas del calendario maya, así como difundir los aportes de una nueva síntesis entre la astronomía y la epigrafía, el libro El misterio del calendario Maya se presentó en Mérida, Yucatán, en el marco del “Festival de la Cultura Maya 2012. El Tiempo”.
El volumen aborda los descubrimientos científicos que muestran que el calendario Maya funciona como un gran reloj sincronizado con los ciclos astronómicos. La presentación estuvo a cargo del presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, José Franco, y del autor Víctor Torres Roldán, en el salón de la Historia del Palacio de Gobierno del Estado.
José Franco calificó como un acierto la aparición de la obra, ya que conjunta conocimientos de dos áreas que tradicionalmente no se interesaban una a otra, como es la arqueología y la astronomía, pero que ahora aportan valioso conocimiento desde la arqueoastronomía.
“Me da mucho gusto que Víctor haya hecho este esfuerzo con una mirada fresca: pues permite ver desde afuera cosas sobre las que ni los astrónomos ni los arqueólogos se habían dado cuenta. El relato que da desde su primer libro Ciudades Estelares y que continúa con su nueva obra, pone sobre la mesa la importancia que adquirió para los mayas -y antes para los olmecas y para todas las culturas y lugares del mundo- el conocimiento del cielo, cuyos ritmos cósmicos definieron una amplia variedad de calendarios”, dijo astrofísico.
Añadió que estos calendarios, ritos y la arquitectura de todas las ciudades prehispánicas reflejan, de alguna manera, lo que ocurre en el cielo. Este segundo libro termina mostrando –dijo el presidente de la Academia Mexicana de Ciencias-, coincidencias extraordinarias entre eventos en el cielo y acontecimientos políticos importantes en la vida de los mayas.
“Las entronizaciones de diferentes gobernantes mayas se dieron cuando el cielo tenía una configuración específica, y este misterio no sólo definió también la arquitectura y la orientación de edificios, sino determinó una vida política muy intensa e interesante”.
Víctor Torres explicó que la publicación del libro fue posible gracias al apoyo de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM y de un grupo editorial, y que el objetivo del mismo es difundir la ciencia de manera amigable y hacer contrapeso a informaciones infundadas sobre eventos apocalípticos como el fin del mundo.
“El gran secreto de este conocimiento, que se propone en el libro, es presentar la forma en que los mayas llevaron a cabo -y nadie como ellos, con elegancia asombrosa-, el desciframiento del funcionamiento de sistema solar y de los relojes planetarios”.
El biólogo con posgrado en Geología y Geofísica sostuvo que el calendario Maya es un modelo de matemáticas perfecto, al ser un sistema de cómputo de días impecable que tiene una base astronómica.
Implica -dijo- que nuestros ancestros eran grandes observadores, de manera similar a como se hace la ciencia moderna, aunque para ellos no fuera ciencia, pero realizaban sus observaciones con un componente de pensamiento lógico, lúcido, ordenado, y con una metodología que se transmitía por cientos de años.
“Mi aportación a este ´fin del mundo´ es saber cuál fue el modelo astronómico que debieron usar los mayas para llegar al calendario. Para hacerlo hubo un acercamiento de lo que es el funcionamiento del cielo, qué es la astronomía de acuerdo con el calendario Maya, y el estudio de los glifos de su escritura, para ver si lo que yo había descubierto de los ciclos planetarios en el calendario también se decía en las escrituras, lo que resultó ser cierto”.
José Franco y Víctor Torres coincidieron en que el libro es un tributo al intelecto, a la imaginación creativa de los mayas por lo que se debe rendir homenaje a los grandes matemáticos y astrónomos que fueron.
“Astrónomos mayas como Kan Balham supieron reducir la asombrosa complejidad del universo a unas ruedas de 20 nombres y 13 números, y lo hicieron antes que Copérnico, Kepler y Galileo”, concluyó el autor.