Por indagar cómo afectan los estímulos visuales con contenido emocional y moral a los jóvenes mexicanos, Alicia Elvira Vélez García, de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, fue elegida como Embajadora Mente Conciencia 2011, en el homenaje Mentes Quo + Discovery.
En la segunda edición del certamen, organizado por la revista de divulgación científica y el canal de televisión, participaron 150 trabajos, de los que fueron seleccionados 30 proyectos e historias que transforman positivamente la realidad, al reunir los criterios de curiosidad, pasión, sentido de integración, visión y creatividad.
Mente curiosa
“Desde niña, buscaba explicaciones acerca del comportamiento de otras personas. Quería escudriñar la mente de familiares y amigos para entenderlos”, compartió la universitaria.
El interés por el estudio de la conducta determinó la elección de su carrera profesional, y “lo que me ayudó a encauzarlo en el ámbito neurobiológico fue el contacto con los profesores de la Facultad”, recordó.
Emociones morales
La integrante del Laboratorio de Neuropsicología y Psicofisiología de la FP, trata de comprender las redes neuronales de la moral, tema de los estudios actuales en psicología experimental y en neurociencias.
Es una capacidad que va más allá del individuo. Podemos sentir enojo, tristeza, pena, compasión o empatía por las vivencias de otros, aunque no sean nuestros familiares o amigos. Experimentamos estas emociones porque identificamos a los demás como integrantes de nuestro grupo o sociedad, estableció.
El artículo Emociones morales, una batería para su medición, publicado en la Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias, órgano de la Asociación Latinoamericana de Neuropsicología, aborda la pertinencia de contar con un sistema de evaluación para encontrar los correlatos biológicos de las estructuras cerebrales responsables de esos estados.
Vélez García explicó que en el estudio experimental se eligieron 278 fotografías de situaciones reales, con implicaciones emocionales, para evocar en los participantes reacciones psicológicas y fisiológicas.
Los sujetos calificaron el contenido de cada una de acuerdo con su valencia, nivel de activación, dominancia, dificultad de juicio y contenido moral; este último era otorgado por el grado de emociones experimentadas, a partir de situaciones que vivían otras personas. Esta etapa correspondió a la estandarización y validación de esas fotografías.
Posteriormente, las que representaban escenas desagradables con contenido moral (escenas de guerra o asaltos físicos, entre otras), desagradables sin connotación moral (tumores, cuerpos mutilados), y neutrales (picaportes, teclados), se mostraron a un grupo de sujetos experimentales, mientras se registraba su actividad cerebral a través de los Potenciales Relacionados a Eventos.
“Esta técnica permite registrar la actividad eléctrica cerebral a través de electrodos colocados superficialmente; al presentar las fotografías, es posible observar las reacciones en cuestión de segundos”.
Con los resultados fue posible describir qué áreas cerebrales participan en el procesamiento emocional moral. Están relacionadas, explicó, con el lóbulo frontal y las regiones temporales, involucradas en la toma de decisiones y el juicio de los individuos, expuso.
El futuro
Vélez García subrayó el interés por estudiar los casos de pacientes que, sin ser delincuentes, actúan en contra del bienestar de sus semejantes.
Es relevante determinar si la desconexión entre el razonamiento y el comportamiento de individuos violentos ocurre desde la niñez y se moldea a lo largo de su vida, además de analizar la influencia de la sociedad en sus acciones, concluyó.