La Cámara de Diputados conmemoró, en Sesión Solemne, el Centenario del Natalicio de Octavio Paz. “El pensador más notable que México ha dado al mundo”, destacó el presidente de la Cámara de Diputados, José González Morfín.
Previo a la entrega de un reconocimiento a la viuda del escritor, Marie José Tramini, el diputado González Morfín afirmó que hoy, a cien años del nacimiento de nuestro Premio Nobel, el mejor homenaje que podemos hacer a Octavio Paz es seguir creyendo en el valor de la pluralidad como fuente de nuestra fortaleza y no como sinónimo de encono.
Es, dijo, anteponer la luz de la razón y la crítica ante dogmatismos y fanatismos de toda naturaleza. “En suma, el mejor homenaje que podemos hacer a su memoria es defender la libertad y es defender la democracia”.
Enfatizó que a este compromiso están llamados los mexicanos y en especial, quienes le sirven a México desde el recinto legislativo, porque tal y como el mismo Paz dijo: “la democracia pide que uno sea capaz de convivir con su vecino, que la minoría acepte la voluntad de la mayoría, que la mayoría respete a la minoría y que todos preserven y respeten los derechos de los individuos”.
El diputado González Morfín recordó que Octavio Paz murió en 1998, antes de ver a México alcanzar plenamente la democracia.
“¿Qué pensaría de nuestro país si lo pudiera ver hoy? Seguramente celebraría que después de tantos años logramos alcanzar la preciada libertad política que él tanto anheló”, agregó.
Estoy seguro, dijo, que Paz levantaría su pluma para denunciar los males que como sociedad nos aquejan. “Nos mostraría que no hay atajos hacia el entendimiento y que el diálogo respetuoso del otro es la vía hacia la verdadera libertad”.
El presidente de la Cámara de Diputados recordó la vida y obra del escritor mexicano y Premio Nobel de Literatura, quien nació, dijo, en el México de la Revolución, de los ferrocarriles, del telégrafo, del campo, del fusil y de las cartucheras, para luego convertirse en protagonista intelectual del devenir histórico del país en el siglo XX.
“Paz presenció la transformación profunda de una nación rural a urbana. De una nación anclada en atavismos a un país que anhelaba dar el gran salto a la modernidad, que él entendía no únicamente como democracia política, prosperidad económica y justicia social, sino también como reconciliación con nuestra tradición y con nosotros mismos”, comentó.
Añadió que en el vértice que dividió en dos al siglo pasado, Octavio Paz se preguntó si nuestra identidad sería lastre o plataforma para que México diera ese paso hacia el futuro.
“Sus preguntas punzantes y sus respuestas agudas, hicieron historia en El Laberinto de la Soledad; así, por biografía y mérito intelectual, alcanzó la talla de un pensador universal, cuyas ideas llegaban más alto e iban más lejos”.
Pero Paz, lo sabemos, abundó González Morfín, no se conformó con ser hombre de ideas, también puso su talento al servicio de México como miembro de nuestro cuerpo diplomático.
“Fue un incansable promotor de la cultura, creador de espacios privilegiados para el debate inteligente, como la revista Vuelta; desde luego, Paz se convirtió en un verdadero líder de opinión. Comentarista reflexivo de la realidad nacional; nunca escatimó el desdén de su pluma por los excesos del poder ni por los abusos de quienes se ostentaban como dueños de la verdad, fuera política o intelectual”, refirió.
Al término de su discurso destacó que Octavio Paz fue una voz que se levantó para defender los derechos de las personas. “Fue un verdadero pensador humanista”.
A cien años de su nacimiento, concluyó, “México debe recordar a Octavio Paz no solo como el poeta y el Nobel y no solo como el pensador y el escritor, sino como un verdadero defensor intelectual de la democracia y de la libertad”.