El barrio La Ventilla fue sede de administraciones del Estado teotihuacano, que organizaban bienes obtenidos de la relación con otras urbes, revelaron arqueólogos en la 5ª Mesa Redonda.
Los investigadores del INAH Rubén Cabrera y Jaime Delgado refirieron que en su auge la Ciudad de los Dioses (200 – 500 d.C.) tenía más de 2,200 conjuntos habitacionales.
La Ventilla, un asentamiento en la periferia del centro ceremonial de Teotihuacan, el cual es considerado un modelo de lo que fue un barrio prehispánico de la antigua metrópoli, no sólo tuvo ese uso de suelo, sino también fue sede de los ministerios fiscales del Estado teotihuacano.
Lo anterior fue dado a conocer por los arqueólogos Rubén Cabrera Castro y Jaime Delgado, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), durante su participación en la 5ª Mesa Redonda de Teotihuacan, efectuada del 23 al 28 de octubre en el Estado de México, donde expusieron los últimos avances en el conocimiento de ese espacio.
Al presentar la conferencia El barrio teotihuacano de La Ventilla. Nuevas interpretaciones, los investigadores señalaron que de los más de 2,200 conjuntos habitacionales que existieron en el auge de Teotihuacan (200 – 500 d.C.), solamente han sido excavados 30 de ellos, y no en su totalidad, de ahí la importancia del proyecto de investigación enfocado a La Ventilla, que se ubica en las inmediaciones de La Ciudadela y del Templo de la Serpiente Emplumada, un espacio que permaneció oculto hasta los años 90.
“Los vestigios del barrio La Ventilla revelan una infraestructura que nos permite conocer el sistema urbano de Teotihuacan: calles que circundan las manzanas, un sistema hidráulico complejo y diferentes accesos. Todo esto nos permite proponer que fue un barrio, el más explorado hasta ahora”, comentaron Rubén Cabrera y Jaime Delgado.
A más de diez años de exploraciones, explicó Delgado, se sabe que La Ventilla no fungió como un barrio desde su primera etapa, hacia 100 d.C., siendo un núcleo de ocupación jerarquizado con un fuerte componente agrícola.
Los edificios del Conjunto Bordes Rojos —que datan de 150 – 250 d.C.— representaron la consolidación de esa primera etapa de ocupación y, muy probablemente, fungieron como una sede del poder político o religioso vinculado al culto de la serpiente emplumada. Jaime Delgado indicó que incluso la destrucción del templo dedicado a esta deidad, coincide con la destrucción en 250-300 d.C. de las construcciones de Bordes Rojos de La Ventilla.
El barrio La Ventilla estuvo conformado por dos sectores (el Conjunto Bordes Rojos y el Patio de los Glifos), que entre 250 y 550 d.C. fueron remodelados pero mantuvieron una vocación estatal, de manera que sirvieron como ministerios fiscales desde los cuales se clasificaban y organizaban los bienes obtenidos de la relación de Teotihuacan con otras regiones de Mesoamérica, como lo hace suponer una serie de glifos pintados en los pisos, que aluden a topónimos de otros lugares.
Delgado Rubio hizo hincapié que fue hasta ese momento que se construyó, al norte de La Ventila, un barrio de producción de lapidaria, plumaria y trabajo en concha, entre otros oficios, como resultado de un fenómeno de crecimiento urbano y de especialización manufacturera.
“Por ello proponemos la existencia, por un lado, de ministerios fiscales y religiosos de vocación estatal, y por el otro, un barrio de producción hacia el norte. Es decir, no hubo una, sino dos entidades administrativas diferenciadas desde el punto de vista de la organización central, que se desarrollaron en paralelo y que sólo mantuvieron el nivel de interacción que exigía el Estado teotihuacano”, puntualizó el arqueólogo del INAH.
Arqueólogos, restauradores, museógrafos y arquitectos, entre otros especialistas, trabajan en la puesta en valor de este antiguo sector para una eventual apertura al público, pues “La Ventilla es el lugar donde se tiene que estar si se quiere entender parte de la estructura social teotihuacana”, señalaron Rubén Cabrera y Jaime Delgado.
En el marco de la presentación de este estudio, se proyectó —a modo de primicia— la recreación virtual del barrio La Ventilla, desarrollada por el ingeniero Roberto Esparza Delgadillo, del Instituto Politécnico Nacional. Una animación fidedigna, toda vez que se basó en el último levantamiento topográfico realizado con la tecnología Estación Total, dirigido por el doctor Saburo Sugiyama, profesor de la Universidad de Aichi (Japón).
El sistema urbano de Teotihuacán
Por su parte, el arqueólogo Rubén Cabrera, quien dirige el proyecto del barrio La Ventilla, abundó en su conferencia magistral El sistema urbano de la ciudad de Teotihuacan constituido en barrios, que éstos “funcionaban como una unidad administrativa en la que se encontraban representados varios sectores: sacerdotes para el culto, productores, artesanos, etcétera”.
Fueron estos conjuntos habitacionales los más abundantes en la estructura urbana de Teotihuacan, de manera que se han localizado más de 2,200. “Sin embargo, su estudio ha sido mínimo, solamente 30 de ellos han sido excavados, y no en su totalidad. Los explorados en casi toda su extensión son: Yayahuala, Zacuala y Tetitla”.
Tales barrios junto con los de Atetelco, Tepantitla y Tlamimilolpan, son los más cercanos al centro ceremonial de la Ciudad de los Dioses. Mientras, Oxtoyahualco, Tlajinga y San Antonio de las Palmas, se localizan entre los conjuntos un poco más alejados del núcleo de la ciudad prehispánica. En la periferia están los de San Mateo, Maquixco y San Bartolo El Alto.
De alguna manera, finalizó el arqueólogo Cabrera, todos estos conjuntos habitacionales reprodujeron el patrón cruciforme de la ciudad, “por lo general tienen complejos de cuatro templos distribuidos hacia los puntos cardinales, con un punto central representado por una plaza donde se haya un adoratorio. No obstante, hay algunas variantes, como espacios de tres o de dos recintos orientados de norte a sur, o de este a oeste”.