El primer gobernador panista y actual senador de la República, Ernesto Ruffo Appel, dijo ser testigo de cómo se ha transformado el país hasta llegar a límites alarmantes de inseguridad, corrupción y prolongado temor social, al grado de que “hoy los malandrines controlan hoy a partes del Gobierno”.

Las asombrosas revelaciones las hizo el legislador al participar en el “Encuentro sobre Seguridad y Justicia. Autodefensas: del impulso a la persecución”, celebrado en el Senado de la República el pasado 13 de agosto de este 2014.

Aquí las palabras textuales del senador Ruffo Appel: “Me tocó precisamente por estos azares empezar en la política, por reacción a autoritarismos. Fui alcalde, luego gobernador y entonces en este tenor de testimonio, considero que la descomposición empezó en el gobierno, donde allá en los 50, los 60 era la policía corrupta la que administraba a los malandrines. Nada más que ya se volteó; ahora son estas razones de crimen organizado las que ya controlan partes del gobierno. Es gravísimo.

“Y esto es porque funcionarios ―individuos, que no las instituciones― se prestan, se coluden; de ahí entonces la corrupción rampante que hoy vivimos, que ahora sale de control y en algunas proporciones se transforma en crimen organizado.

“La manera de autodefenderse por los vecinos de Tepalcatepec, con la representación y guía del doctor Mireles, no es más que una repetición de lo que acaba de decir Julián Lebarón; o sea, el asunto no es privativo de una localidad, es nacional. Entonces, menudo reto tenemos todos.

“Vengo viendo esto desde hace años y la única manera que doy a entender o a comprender de cómo se puede arreglar esto: con la participación de todos nosotros.

“El modelo que ha seguido nuestro país hasta ahora ha sido el del autoritarismo, el de los jefes, el de los tlatoanis: siempre esperando a que nos toque “el bueno”. Esto no es un asunto de partidos políticos, éste es un asunto de compromiso con la patria, es el de precisamente donde la casa de nuestros padres, que es la patria, la hagamos subsistir en los valores, por la razón de la familia, por los amigos y me parece que la esencia de nuestra participación es en nuestra comunidad.

“Yo creo que aquí los senadores presentes, y más que yo creo se nos van a unir, podemos trabajar con encontrar cómo darle personalidad y capacidad a la comunidad para que aprobemos la designación de los ministerios públicos y de los jueces, porque éstos vienen designados desde arriba pero nunca avalados por los de abajo.

“Y ustedes saben que del el vecindario de donde viene todo se sabe. Tenemos un fenomenal sistema de inteligencia todos; aquí en el Senado le llamamos radio-pasillo, pero todo se sabe; el asunto es cómo llevarlo a la objetividad de la formalidad.

“Así que a mí me parece que es en la comunidad donde podremos quizá… Habrá elementos, habremos de estudiarlos. Por ahí ahora con los temas de la tecnología hablan del blog y suben los datos, así como agarraron a mis compañeros del PAN bailando. Bueno, digo, para que el agravio de las camaritas y todo eso, pues a todos nos afecta, ¡qué bueno! Para que nos comportemos y guardemos la decencia. Ya en la vida privada cada quien sabrá, pero cuando eres representante público, te debes al público.

“En estas razones entonces ¿por qué no hacer desde lo local nuestros sistemas de inteligencia como lo hizo el señor Mireles? Él bien sabía a dónde estaban los malos y se lo dijo al Ejército y hubo aprehensiones gracias a la colaboración de la comunidad; entonces, en esta razón, empecemos lo que nunca hemos hecho en México: organizarnos de abajo para arriba; no que nos organicen de arriba para abajo. Eso es democracia.

“A mí me tocó en suerte ser el primer gobernador de oposición y yo pensé que al ganar ya se había arreglado todo en mi estado. Pues no, porque al rato volteaba yo y le pedía a la gente: “de perdida, agárrenme la escalera”; o sea, no venimos de una cultura participativa. Ése es nuestro reto y ése es el cambio que la nación requiere, pero yo creo que fundado en la localidad.

“¿Hay muchas necesidades? Sí. Somos un país pobre y sus autoridades han sido abusivas y no promotoras, pero con lo poquito que tenemos, si le ponemos rumbo, si le ponemos la forma de superación con buena dedicación, vamos a salir adelante; eso no lo duden, es cosa de que tengamos confianza nosotros mismos y nos sintamos orgullosos de nosotros mismos.

“En esa razón, pues es natural, y aquí estamos por eso, que Mireles obliga a la reflexión.

“¿Qué tantas cosas indebidas, terribles, pasaron para que toda una comunidad se levantara en armas a pesar de la existencia de autoridades que no pudieron garantizar la paz y el respeto? Quiere decir que ya no hubo alternativa, que era preferible correr el riesgo de ser llamados insurrectos a aceptar la ignominia de ser vejados al arbitrio de cualquiera.

“Ante la incapacidad de las autoridades, y en muchos casos, su colusión con los abusivos, no hubo otra alternativa que la autodefensa. Las circunstancias, la valentía, la seguridad de los propios amigos y vecinos justifican la acción.

“Desde hace muchos años, poco a poco la corrupción ha avanzado. Hemos hasta ahora aguantado la situación por no meternos en problemas, porque quizá el otro, aún lejos de nosotros, en sus afanes o vivezas, se metía con sus propios asuntos, pero hoy es nuestro vecino, nuestro pariente.

“Las cosas no van bien; reconozcámoslo. Desde la legitimidad de cada comunidad, elijamos y supervisemos a los funcionarios de gobierno; construyamos de qué estar orgullosos.

“Aportemos nuestro tiempo y capacidad para reconocer el bien actual de las comunidades. Legislemos con base a nuestra Constitución, en los derechos humanos, y empecemos por la liberación de Mireles, quien es la paradoja de nuestra realidad mexicana, que por levantarse por los suyos ahora está en la cárcel”.