La presidenta de la Comisión de Fomento Cooperativo y Economía Social de la Cámara de Diputados, Alliet Mariana Bautista Bravo, dijo estar decidida a impulsar la actualización de la Ley General de Sociedades Cooperativas, a fin de que a través de políticas públicas se detone a este sector como una alternativa para el crecimiento económico y fomento al empleo bien remunerado.
Explicó que se busca una reforma profunda donde la columna vertebral del sector sea el Instituto de Economía Solidaria y se efectúen cambios tributarios para estimular a las cooperativas.
Indicó que el fomento a las cooperativas debiera estar en el centro de una política de Estado en los tres niveles de gobierno y con un marco jurídico que las fortalezca.
Ante la situación de pobreza y bajo crecimiento en el país, las cooperativas son la alternativa para revertir ambos factores socioeconómicos; lo más importante es el ser humano antes que el capital, subrayó.
Bautista Bravo indicó que las cooperativas se rigen por valores como la democracia, justicia, ayuda mutua y conciencia ecológica. Mencionó que con esta doctrina se puede desarrollar un comercio justo y realizar una economía solidaria a través de empresas sociales integradoras.
Estos principios son demandas históricas de la humanidad que tienen que ver con igualdad, fraternidad y tenemos que practicarlos para tener una sociedad sana, planteó.
“Se ha demostrado en los hechos que las cooperativas en tiempos de crisis han resultado una buena opción para salir avante”, insistió.
La diputada federal destacó que en Latinoamérica hay casos como el de Argentina, país que cuando experimentó una crisis aguda recurrió a las cooperativas, para restaurar su economía, lo mismo sucedió en Grecia y España.
Actualmente en naciones con economías fuertes como Estados Unidos y Canadá también funcionan las cooperativas.
Reiteró que “una de las tareas de esta Comisión es empujar leyes en favor de las cooperativas; no obstante el marco jurídico atrasado hay mexicanos que día a día se dedican a construir empresas sociales, que a diferencia de las privadas reparten sus utilidades entre todos y “no se las lleva una sola persona”.