Huehuetoca, julio 21, 2912.- Este sábado entre las dos y las tres de la madrugada, un grupo de hombres atacó con armas de alto poder, al comedor para migrantes que se localiza en el municipio de Huehuetoca, Estado de México, dejando sus huellas en cinco impactos de arma de fuego en la barda perimetral que protege las instalaciones y con otros tantos perforando la manta que anuncia al comedor.
Tres de los migrantes que llegaron al comedor por la mañana reportaron que habían sido correteados por un grupo de mexicanos que les dispararon con armas de fuego. Las horas reportadas coinciden con el ataque al comedor. También informaron que la policía municipal había sido testigo de los hechos y en vez de perseguir a los que les disparaban, los persiguieron a ellos.
El comedor fue montado en respuesta al cierre de la Casa San Juan Diego de Lechería y para aliviar el congestionamiento que actualmente existe por toda la ruta migratoria debido a la reactivación de las corridas del tren, después de 28 días de inactividad.
Este esfuerzo fue promovido por activistas del Movimiento Migrante Mesoamericano en colaboración con un equipo de voluntarios de Chilpan que formaban parte del equipo del albergue de Lechería, de las asociaciones “Soy Migrante” y “Cultura Migrante”, y cuenta con el apoyo del PRAMI, de la Universidad Iberoamericana.
Como resultado de las gestiones realizadas durante el día de hoy, la policía del Estado de México se presentó al lugar de los hechos y aseguró brindar protección a los voluntarios del comedor. Prometieron establecer rondines de seguridad. La CNDH está notificada y al pendiente, se colocó la información en el portal del gobierno de Estado de México, y también en el portal de ayuntamiento de Huehuetoca, se notificó al gobernador del estado y se solicitó protección a las autoridades federales.
El gobierno del Estado de México ha prometido instalar un nuevo centro de atención a migrantes, que reemplace al clausurado albergue de lechería, pero siguen en espera que la empresa Ferro Valle done un terreno aledaño a las vías del tren donde ubicarlo. Son las mismas promesas que nos vienen ofreciendo durante los últimos dos años. Su capacidad o intención de respuesta no corresponde con las urgencias de la realidad de criminalidad y violencia que padecen los municipios del corredor migrante, donde todos los días nos llegan testimonios de levantones, extorsiones, muertes, accidentes y demás atrocidades. Los principales implicados, de acuerdo con los testimonios de los migrantes, son los garroteros del tren, las policías municipales y las bandas delincuenciales. La alarma continua porque el corredor migrante en toda la zona del altiplano mexicano se ha convertido en territorio ocupado por los Zetas y no parece que las autoridades se hagan cargo de limpiarlo. Los migrantes y sus defensores siguen en permanente peligro.