Por Guillermo Pimentel Balderas

El líder de la Central Campesina Cardenista (CCC), Max Agustín Correa Hernández, aseguró que no se retirarán de la Secretaría de Gobernación hasta que se instale una mesa de diálogo con los campesinos indignados que arribaron ayer, alrededor de 2 mil, al Distrito Federal en busca de soluciones  a la problemática que enfrentan por sequias y heladas.

Correa Hernández, en entrevista a las puertas de la Secretaría de Gobernación,  dijo que es apremiante dar respuestas a productores del país, principalmente de maíz y frijol de Chihuahua, Zacatecas, Coahuila, San Luis Potosí y Durango, por lo cual consideró que no es momento  de alargar más la caótica situación de la gente del agro y que los recursos se tienen deben destinarse de manera inteligente.

La CCC, junto con El Barzón y la UCD, rechazaron la demanda de Gerardo Sánchez, de la Confederación Nacional Campesina, de exigir recursos no auditables, pues “no queremos utilizar presupuestos para satisfacer intereses personales, de grupo o partidarios”, acotó.

Explicó que la demanda de la Central Campesina Cardenista va más allá en esta problemática que es un asunto de Estado y de humanidad, “queremos estar ajenos a las disputas entre el Gobierno Federal y el de los estados; nosotros demandamos modificación a las Reglas de Operación de los programas para ejercerlos en 2012, sin ningún contratiempo y en beneficio de los pequeños productores”, enfatizó.

Por su parte, el dirigente de la CCC en Chihuahua, Héctor Barraza y quien viene en la caravana de campesinos indignados, señaló que desde el año 2010 han sido afectados por la sequía, lo que ha propiciado una caída importante en la producción de maíz y frijol, lo que afectó tanto el autoconsumo como la comercialización para el resto del país.

Esta situación, aseguró Héctor Barraza, originó que el precio del kilogramo de frijol se ubique por arriba de los 20 pesos en tiendas para consumo generalizado de las personas, mientras que en las zonas rurales e indígenas el producto desapareció y el costo de este grano se ubica 50 por ciento por arriba del precio en el que se comercializa en las tiendas de abarrotes o Supermercados.

Reveló que en el mejor de los casos los indígenas que habitan en la Sierra Tarahumara viven con un ingreso mensual de 225 pesos, cantidad que no alcanza para adquirir los alimentos de una canasta básica y esta situación se prolongará por los siguientes 7 meses del año.