Muchos mexicanos han solicitado recientemente protección a otros países. Canadá, Estados Unidos y Europa, los destinos principales, señaló Jorge Ulises Carmona Tinoco, investigador del IIJ y titular de la DDU de la UNAM
El jurista universitario refirió que México no es ajeno a los cambios globales que se han suscitado en torno a la figura de los refugiados. “Ésta ha ido a la baja, pues se ha visto amenazada o disminuida de manera global, y nuestro caso no es la excepción, en el sentido de que las cuestiones relacionadas con la seguridad, sobre todo los temas de terrorismo, han impactado, incluso han hecho que los países sean sumamente escrupulosos en el tema del reconocimiento a esta condición”, dijo.
Carmona Tinoco dejó en claro que a últimas fechas nuestro territorio también ha registrado personas que han buscado la protección en otras latitudes por diversos motivos, incluso relacionados con la situación de inseguridad.
“Canadá era un destino recurrente, incluso sus autoridades discutieron hace poco acerca de su legislación, en el sentido de que la figura del refugio había incurrido en abusos por algunas personas. En Estados Unidos, incluso en Europa, también hay mexicanos en esta condición”, detalló.
Respecto a la cifra de cuántos connacionales se ubican en otros países en la calidad referida, indicó que no es fácil obtenerla por el carácter estrictamente confidencial que tiene el procedimiento.
“Son trámites que se realizan de forma reservada porque la condición lo exige. De lo que se trata es de brindar protección a la persona, porque tiene temor fundado de perder la vida o ver afectada su integridad. De ahí que los expedientes prácticamente sean conocidos únicamente por quienes tienen que ver con el procedimiento y los solicitantes”, subrayó.
“No hay mayor pérdida en el mundo que la tierra natal”, así lo mencionó Eurípides, poeta griego hace dos mil 443 años, quien retrató desde entonces el dolor por la distancia con el lugar de origen.
“En diversas etapas de nuestro país, la Universidad Nacional ha recibido a muchos profesores, por ejemplo, los maestros españoles del exilio; no sólo los ha recibido, sino que se ha visto nutrida con esta protección. Ellos han hecho una vida dedicada a esta casa de estudios”.
En fechas recientes, México ha experimentado un par de cambios jurídicos de relevancia en materia de refugio y asilo. El primero, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 27 de enero de 2011, fue la Ley sobre Refugiados y Protección Complementaria, y uno más, incluido en la reforma en materia de derechos humanos del 10 de junio de 2011, en la que se modificó el artículo 11 de la Carta Magna para dar fundamento constitucional a esas figuras.
“Con ello, se establece en la nación un marco jurídico de protección a estas personas no sólo en lo constitucional, sino también en los aspectos legales; faltaría únicamente detallar lo relacionado con las cuestiones del asilo”, explicó Carmona Tinoco.
De la misma forma, nuestro país tiene celebrada una serie de tratados internacionales en la materia, la Convención sobre Asilo Político de 1936, y la Convención sobre Asilo Territorial de 1954, que tienen vigencia en el ámbito interamericano. Asimismo, la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, y el Protocolo sobre el Estatuto de los Refugiados de 1967, en el marco de la ONU, que fueron ratificadas en el año 2000.
También, puntualizó que, a diferencia de la nomenclatura del refugiado, la del asilo es de origen latinoamericano. “En la región se crearon figuras que si bien tenían en su esencia el mismo carácter de protección a la persona, se enfocaban a hipótesis específicas como el asilo político y el territorial, que en realidad, podríamos decir, son una especie dentro del género que sería la figura del refugio”, añadió.
Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, unos 10 millones de personas, incluidos los palestinos en esa condición, han vivido en el exilio durante al menos los últimos cinco años.