Es indispensable una política agroalimentaria que asegure el abasto de los productos básicos sin recurrir al mercado externo, ya que con el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá firmado en 1993, se perdió competitividad y creció la dependencia en insumos como el maíz y frijol.
A través de su plan de trabajo publicado en la Gaceta Parlamentaria, la Comisión Especial de la Alimentación, que preside el diputado Ricardo Cantú Garza, refirió que el saldo de la balanza agroalimentaria ha sido deficitario, salvo contados periodos.
Uno de ellos, ocurrió en el caso del primer trimestre de 2013, donde las importaciones de maíz alcanzaron 363.8 millones de dólares, cifra menor a la del mismo periodo del 2012, que fue de mil 54.6 millones de dólares.
En tanto que, un producto que ha registrado un crecimiento acelerado en sus niveles de importación es el huevo, pues al primer trimestre de este año aumentó en 123 por ciento, en relación con el mismo lapso del 2012, situación generada por la crisis en la oferta doméstica que causaron los problemas sanitarios en el país.
El documento destaca la necesidad de impulsar una política que haga frente a fenómenos climáticos y sanitarios, que puedan afectar el comportamiento del mercado local e internacional de los productos alimentarios.
Por ello, la Comisión Especial impulsará consultas sobre la problemática de la soberanía alimentaria, para encontrar alternativas de solución, “toda vez que en México este concepto está lejos de cumplirse”.
Con la información obtenida, se buscará analizar y discutir sobre los transgénicos, etiquetado de productos, biocombustibles, banco de alimentos, promoción de la riqueza gastronómica mexicana y publicidad en alimentos chatarra.
En el documento, la Comisión Especial consideró que se deben retomar los aspectos centrales de la generación y abasto de los básicos, ya que bajo un escenario de dependencia, la soberanía alimentaria se convierte en un tema de seguridad nacional.
Resaltó que también es imprescindible reactivar la actividad agrícola del país, pues es base de la alimentación de todos los mexicanos y genera empleo para millones de personas.
Se pronunció por seguir promoviendo a la pequeña y mediana agricultura; preservar el mercado agroalimentario interno, y reactivar las cadenas productivas que apunten a atender la demanda nacional y los mercados locales, a fin de reducir la marginalidad alimentaria del país.
Planteó contribuir en el diseño de una nueva estrategia para resolver el problema de la alimentación y de la desnutrición, toda vez que el objetivo de la Comisión es impulsar las bases de la seguridad alimentaria y los instrumentos legales que garanticen el abasto y la producción agrícola para la población en general.