Por Marco Tulio Culebro Bahena

Mérida, Yucatán, 4 de julio de 2012.- El pasado domingo, fuimos a intentar votar junto con amigos del Canal 11 en una casilla especial de la Facultad de Odontología de la UADY, a un costado del parque centenario de la ciudad de Mérida.

El calor increíblemente poderoso no alcanzó a desalojar a los ilusionados, quienes llevaban hasta 9 horas procurando ejercer su derecho al sufragio.

Una mujer ostentaba una sombrilla roja enorme con el logo del PRI en señal de provocación. Consiguió hacerlo así durante quien sabe cuantas horas más.

Desde luego, el problema está en el interior mismo del IFE, ahí es donde se escondía el dinosaurio agazapado y de ahí mismo, recibió el permiso para salir de sus catacumbas airoso y oligárquico.

Lo increíble es que AMLO no alcanzó a cubrir las casillas. ¡Eso ya habla de una incapacidad política tremenda!

Las encuestadoras preguntaban la opinión donde ya sabían sus clientes que debían hacerlo. En zonas de voto duro especialmente bien cubiertas. La estadística sigue siendo una ciencia, mientras los encuestadores asoleados, explotados, ninguneados y demás no tuvieron el menor chance de votar con excepciones. Hablo de miles y miles de personas desplegadas por todo el país y generalmente lejos de su casilla.

En casillas especiales solamente había 20 boletas electorales disponibles, siendo que el IFE había dispuesto que fueran 150. Un encuestador anónimo dice que eso equivale a 130 votos para el PRI en casi todas partes. La coacción del voto en todas sus modalidades funciona bien en este esquema. Así se garantiza que no resulte un conteo más abultado de lo normal.

El escándalo es el de siempre. El de hace muchos años. ¿Que si ganó el Peje o ganó Peña Nieto en la realidad? Nadie podría saberlo. Las elecciones deberían repetirse.

Claro que hay un gran campesinado que no sale en las redes sociales. Que sigue siendo priísta hasta las cachas y que -de una u otra forma- se dejó seducir nuevamente. No hacen ruido, pero quedan muy lejos del PAN, mientras el PRD no figura casi nada en muchas partes del interior del país. Esa es una realidad. Entonces lógicamente se fueron con la tradición priísta.

Creo que es un gran fracaso para la izquierda oficial. Aun contándose VOTO POR VOTO podría encontrarse un resultado similar.

Creo que se deben pensar las cosas mejor. Quizá entrar en un diálogo con el supuesto ganador. La protesta tradicional o sobre la avenida Reforma ya no funciona.

Hay que salir de la capirucha, salir de los cafés de Coyoacán y de las Universidades para conocer el verdadero México. En la zona Maya, donde estoy, existen muchas cosas funcionando de la época de Don Porfirio Díaz.

Es bonito, ¡montarse en un vagón jalado por caballos! para cruzar la selva y visitar los 3 cenotes de Cuzumá. Parece irreal, para los extranjeros es un sueño. Pero la realidad es que todos somos responsables de ese abandono.

Desgraciadamente los chavos de la Ibero son un puñado, una nada comparado con los millones de pobres que votan por el PRI. Desgraciadamente no basta con auto-erigirse como su defensor, o decir que uno ha recorrido los 2 mil y tantos municipios del país. Hace falta mucho más.