La Ley de Transparencia deberá evitar que la información relativa al manejo de recursos y suscripción de contratos de licitación quede reservada, aseveró José Luis Muñoz Soria, presidente de la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación de la cámara de Diputados (ASF).
“No debe haber información reservada de ningún tipo, más que los planes que manejan las fuerzas armadas por ser estratégicos para la seguridad del país”, afirmó en entrevista.
Advirtió que fomentar y apropiarse de una cultura de transparencia es la única forma para lograr que en México los servidores públicos rindan cuentas de los recursos que manejan.
Si es un contrato de licitación para Pemex o la Comisión Federal de Electricidad, para Sagarpa o la delegación Cuauhtémoc se debe decir a qué se refiere. “No tiene por qué haber nada reservado”, precisó.
Muñoz Soria destacó que aunque se tengan las mejores disposiciones legales que planteen la obligatoriedad de informar en qué se utilizan los recursos públicos, “si no nos apropiamos de una cultura de transparencia, difícilmente va a lograrse combatir la corrupción e impunidad”.
En la nueva Ley de Transparencia que se procesará en el marco a la reforma del Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI), “no tiene por qué haber nada reservado”, salvo la información relacionada con la seguridad nacional, insistió.
Asimismo, la rendición de cuentas deberá incluir las partidas presupuestales de los partidos y sindicatos, así como los contratos de licitación de las paraestatales y cualquier dependencia pública federal. “No debe haber opacidad argumentando que se requiere mantener una información reservada”, señaló.
Muñoz Soria comentó que “los que hacemos la política pública y tenemos alguna responsabilidad andamos buscando a ver cómo le damos la vuelta para no rendir las cuentas”, y eso debe romperse, si se pretende avanzar hacia una sociedad más igualitaria.
Reconoció que hace falta mucho para ahondar en la transparencia y rendición de cuentas, ya que no es solamente una cuestión de leyes, sino de apropiarse de una cultura de honestidad y honradez.
Aseguró que estos “son los tiempos actuales de la política y quien está dentro de un área ejecutiva o legislativa tiene responsabilidades y obligaciones que deben cumplirse, porque la ciudadanía lo exige. Si no hacemos la rendición de cuentas no tiene sentido”.
La transparencia, afirmó el presidente de la Comisión de Vigilancia, debe empezar por la propia casa, para alentar la credibilidad de los ciudadanos, “es lo más sano”, a fin de que la rendición de cuentas forme parte de una cultura integral que contribuya a combatir la opacidad.