Han pasado ya dos años del gran triunfo que las y los mexicanos logramos contra la siembra de maíz transgénico y contra Monsanto que representa el interés oscuro del capital para apropiarse de nuestras semillas.
Más de quince años de lucha se vieron coronados cuando el 17 de septiembre de 2013 el juez federal Guillermo Campos Osorio, previo mandato de un tribunal de apelación a cargo del magistrado Jaime M. Marroquín Zaleta, ordenó que se suspendieran todos los trámites para otorgar permisos de liberación al ambiente para siembra de maíz transgénico en todo el territorio nacional.
La decisión fue el resultado de una Demanda Colectiva promovida por científicos, campesinos y defensores de derechos humanos, todos ellos consumidores de maíz y de la diversidad del ambiente, así como por integrantes de veinte organizaciones campesinas, indígenas y de ambientalistas en julio de 2013; esta demanda ha desafiado a la industria trasnacional y ha puesto el destino del maíz nativo en México a consideración del poder judicial federal.
Aunque el fondo de la demanda es que se impida que los transgénicos contagien este cereal fundamental para la humanidad, celebramos que 17 tribunales federales han decidido suspender la siembra de maíz transgénico en todo el país durante dos años y mantenerla en vigor hasta la fecha. La decisión de suspender la siembra de maíz transgénico en México ha sido combatida no sólo por las transnacionales, también por el gobierno federal a través de Sagarpa y Semarnat. A la fecha han presentado cerca de cien impugnaciones -entre juicios de amparo, recursos de revisión y hasta el cuestionamiento a la ética judicial del magistrado Marroquín.
La Colectividad demandante ha presentado cerca de treinta impugnaciones entre apelaciones, recursos de revocación y solicitudes de concentración en un solo tribunal. La batalla legal se ha extendido por más de 26 meses y la prohibición de siembra cumple hoy dos años.
La suspensión de siembra de maíz GM se ha mantenido con decisiones en todas las instancias del Poder Judicial Federal, han intervenido dentro del juicio colectivo la Primera Sala de la Suprema Corte, diez tribunales colegiados, tres tribunales unitarios, dos juzgados federales y una Comisión del Consejo de la Judicatura Federal.
En diciembre de 2013, en febrero y mayo de 2014, y recientemente en agosto de 2015, la suspensión de siembra de transgénicos se ha sostenido mediante recursos de apelación. Las decisiones de tribunales de amparo también han mantenido vigente la prohibición judicial de siembra de transgénicos en enero de 2014, febrero y junio de 2015.
El pasado 19 de agosto, cuando el Juez Francisco Peñaloza notificó que negaba la solicitud suspensión definitiva, los abogados de la Colectividad apelaron la decisión y al día siguiente se restableció la prohibición judicial de siembra de transgénicos de maíz.
Además se sumaron de inmediato las voces de campesinos desde Oaxaca y Chiapas y los chefs agrupados en el Colectivo Mexicano de Cocina que encabeza el galardonado Enrique Olvera, universidades públicas como la Autónoma de Chapingo y organizaciones civiles de talla internacional como Greenpeace.
En la negativa del Juez Peñaloza fue evidente lo siguiente:
Solo consideró los argumentos de una de las empresas demandadas: Monsanto. Los argumentos de la Colectividad demandante fueron omitidos, ni siquiera el escrito de demanda inicial fue leído completamente.
El Juez omitió revisar las sentencias emitidas por tribunales de mayor rango. Después de dos años de litigio, los tribunales federales aceptaron abrir el juicio colectivo, y para ello definieron que la demanda colectiva no buscaba que se dejede aplicar la Ley de Bioseguridad, sino que tiene la finalidad de que se nieguen los permisos de siembra de maíces transgénicos porque se incumple esa Ley.
Por otro lado tampoco consideró el Juez que el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático de la Semarnat, encontró evidencia que el maíz transgénico ha contagiado a los maíces nativos en seis estados del país a lo largo de una década.
Otro argumento ignorado es que el Instituto Internacional de Investigación en Cáncer agencia especializada de la Organización Mundial de la Salud, reclasificó al glifosato -que se aplica en maíces transgénicos resistentes a herbicida, que Monsanto pretende sembrar en México, como probable cancerígeno para los seres humanos.
La decisión de mantener la suspensión de permisos de siembra de maíz corresponde al magistrado Soto Sánchez conforme a la información disponible en internet del Consejo de la Judicatura.
La colectividad de científicos, campesinos, abogados y ciudadanos que enfrentan a trasnacionales y al gobierno han obtenido respaldo de expertos y de organizaciones civiles y este día invitan a toda la sociedad a sumarse a la batalla judicial para impedir que las evidencias sean omitidas en el juicio y lograr sostener la protección al maíz nativo, riqueza de los mexicanos, así como para evitar graves riesgos a la salud.
Llamamos a celebrar el Día del maíz en donde quiera que nos encontremos: platiquemos de las amenazas que se ciernen sobre nuestra planta sagrada, sobre el campo, sobre quienes nos alimentan de manera sana.
Comamos pozole, tacos, enchiladas, tamales tlayudas y reunamos nuestras familias, comunidades y vecinos en torno a los alimentos como nos han enseñado los campesinos mexicanos por miles de años.