El senador Guillermo Tamborrel Suárez presentó un punto de acuerdo para solicitar a la Comisión Federal de Competencia Económica investigue y sancione las prácticas “monopsónicas”, depredadoras y desleales de comercio por parte de las grandes cadenas comerciales de tiendas de autoservicio en perjuicio de sus proveedores.

El legislador por Querétaro afirmó que a pesar de los grandes esfuerzos que se han realizado por parte de las autoridades, aún se tiene conocimiento de diferentes prácticas de las grandes cadenas comerciales y tiendas de autoservicio en perjuicio de los pequeños comercios, lo que representa actos de competencia económica desleal.

Guillermo Tamborrel se refirió al trato que le dan a sus proveedores las grandes cadenas de autoservicio, pues se tiene conocimiento de que los bienes o servicios que venden se pagan a los proveedores hasta después de un plazo de 90 días, sin la garantía de que el pago corresponda con lo que se vendió en tienda.

Con este acto, agregó Tamborrel Suárez, “el proveedor ve mermado su ingreso y al tratarse de un pequeño productor, comercializador o proveedor de servicios, no tiene el respaldo económico para soportar esta mecánica, que lo deja sin posibilidades de competir, fomenta una concentración entre aquellos grandes proveedores que pueden soportar este mecanismo económico y lo que es peor, genera desempleo”.

Lo anterior se agrava con la práctica del “monopsonio”, que se presenta cuando en un mercado existe una sola empresa compradora o un solo consumidor, lo que funciona como una estrategia para acaparar la producción de cierto bien al no estar dicho concepto establecido expresamente en el marco jurídico nacional, señaló el Legislador.

Tamborrel Suárez explicó que el “monopsonio” tiene efectos muy parecidos al del “monopolio”, en virtud de que en su ciclo el consumidor o comprador puede obligar a sus proveedores a que le ofrezcan sus bienes o servicios a un precio muy bajo y fomentar que el productor o prestador decida fabricar menos bienes al estar imposibilitado de obtener una ganancia redituable o, incluso, para cubrir sus costos de operación, con lo que se reduce el suministro del producto.

Lo anterior impacta en mayor medida a las micro, pequeñas y medianas empresas que no cuentan con los recursos para sobrevivir a estas prácticas, genera una ineficiente concentración de riqueza en manos del “monopsonista”, y se traduce en una auténtica transferencia en beneficio del agente económico que distorsiona el mercado desde la perspectiva del poder relevante de compra, precisó.

Consideró que es “necesario que las autoridades en la materia redoblen los esfuerzos, correspondientes a desalentar las prácticas descritas y a fortalecer las estrategias que optimicen el adecuado funcionamiento del mercado nacional”.