Por Guillermo P. Balderas

Con bombo y platillo la Comisión de Defensa Nacional de la Cámara de Diputados festeja las reformas a la Ley del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas (ISSFAM) para incrementar, en 25 por ciento, las pensiones de los soldados y marinos incapacitados en acción de armas o fallecidos a consecuencia de lesiones recibidas en ella.

Pero este “logro” de los diputados se mancha con lo que ocurre en las afueras del Palacio Legislativo de San Lázaro, donde militares en situación de retiro (ancianos de 70 años y más) exigen constantemente cumplimiento a la ISSFAM, en varios artículos como el 23, ya que aseguran que sólo se privilegia a los altos mandos y superiores, porque la tropa está en la miseria.

Según la diputada panista Adriana Fuentes Cortés, promotora de la reforma arriba mencionada, con la reforma se brinda un reconocimiento a los elementos de tropa, que corren mayor peligro y sufren graves consecuencias y se protege a las familias de los miembros de fuerzas armadas de que no queden desamparadas, además de otorgar el servicio médico a los padres del militar fallecido.

En fin, contrastes de dos realidades.