En el Senado de la República se presentó el documental La Bestia, del cineasta mexicano Pedro Ultreras, que reseña la travesía más peligrosa y frustrante que pasan miles de centroamericanos en su intento por cruzar ilegalmente México y llegar a la frontera con Estados Unidos.
Antes de la proyección , en el auditorio Sebastián Lerdo de Tejada, el senador del PRI, Francisco Herrera León destacó el impulso que senadores y diputados dieron a la Ley General de Migración, aprobada por unanimidad en el Congreso.
Destacó que el documental enseña la otra cara de la moneda; es decir, el calvario que sufren a su paso por México los centroamericanos que salen de sus países con la idea de llegar a Estados Unidos.
El cineasta Pedro Ultreras explicó que le llevó casi dos años producir el documental en un recorrido que puede durar un mes, ya que el verdadero protagonista es La Bestia.
Dijo que tomó la decisión de viajar en el tren como lo hacen los migrantes, hombres, mujeres y niños.
Agregó que vivió en carne propia lo que ellos viven. Ultraje, golpes; robos; hambre y frío.
“Lo hice –explicó-para tratar de abrir conciencias y evitar que esos hermanos sigan siendo brutalmente ultrajados, no sólo por la delincuencia sino por autoridades policiales, civiles y militares de México”.
El documental inicia en Arriaga, Chiapas, donde llegan entre mil y mil 500 centroamericanos para abordar a La Bestia, un tren de carga de diez o más vagones que no tiene horario de llegada ni de salida.
Durante el trayecto, Ultreras entrevista a muchos de ellos, y con sus vivencias va descubriendo la dolorosa realidad. Todos los migrantes tienen la misma historia: llegar a como dé lugar a Estados Unidos a pesar de los peligros que enfrentarán al cruzar México.
En el documental se muestra que la delincuencia es la primera amenaza. Los pandilleros los golpean, les quitan sus pocas pertenencias y violan a las mujeres. El segundo peligro son las autoridades migratorias, que los extorsionan por no traer papeles.
El cansancio es otro enemigo de los migrantes. El ruido y movimiento hace que no puedan controlar el sueño. En ocasiones despiertan frente a las ruedas del tren.
“La ilusión es llegar; lo demás lo decide Dios”, dice un migrante salvadoreño que perdió las dos piernas.
En la travesía pasan por Tabasco, Oaxaca, Veracruz hasta llegar, luego de casi 30 días, a Lechería, en la Ciudad de México, donde descansan uno o dos días. Allí salen varios trenes a distintos puntos de la frontera norte, por lo que empiezan a despedirse de los amigos que hicieron durante el trayecto.
Están conscientes que les falta más de la mitad del trayecto. 30 o 40 días más para cruzar los estados del norte del país. El viaje no cambia, sucede lo mismo: un trayecto lleno de peligros.
Algunos tienen suerte y pasan la frontera; otros no alcanzan a llegar. Los detienen las autoridades migratorias y son deportados en pocos días a sus países.
Antonio Contreras, hondureño, y padre de cuatro hijos, dice que lo han deportado tres veces. A pesar de que en uno de los viajes La Bestia le mutiló el brazo izquierdo y fue golpeado y vejado por policías mexicanos, alcanza a susurrar que “lo volveré a intentar un día de estos“.
A la presentación del documental, asistieron también los senadores del PRI, Adolfo Toledo Infanzón y Carlos Jiménez Macías, así como Eugenio Guadalupe Govea, de Convergencia.