México posee 200 millones de hectáreas de suelo, de las cuales 22 millones son cultivables, aseguró el doctor Gerardo Cruz Flores y dijo que si somos 120 millones de habitantes en el país, a cada persona le corresponden mil 800 metros cuadrados para producir alimentos. Sin embargo, este metraje se reduce considerablemente ante la falta de una gestión adecuada de este recurso, pues “más del 45% de la superficie del país está deteriorada por erosión o por degradación química”.
El responsable de la línea de investigación Relaciones suelo-agua-vegetación en el manejo de cuencas, de la Facultad de Estudios Superiores Unidad Zaragoza (FES Zaragoza) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señaló que la capa más superficial del suelo que contiene materia orgánica es la más fértil y es la que primero se pierde, porque cuando el suelo es aprovechado para la agricultura, la ganadería o actividades forestales ya no hay aportes de materia orgánica, provocando su deterioro.
La capa fértil de los suelos se forma al paso del tiempo; sobre esto, el profesor Cruz expuso que para que se forme un centímetro de suelo se requieren más de 200 años y para que un suelo sea productivo se necesitan por lo menos 20 centímetros de espesor de suelo; es decir, se necesitan 4 000 años o más para tener un suelo productivo. En contraste, “en menos de 15 años podríamos perder ese suelo por un mal manejo. Si cultivamos con mucha frecuencia extraemos nutrimentos que ya no regresan, esto ocasiona compactación y erosión, sobre todo en suelos vulnerables como las laderas”.
Cruz Flores formó parte del comité organizador del Simposio Metropolitano de las Ciencias del Suelo que la FES Zaragoza organizó con motivo de las actividades en México por el Año Internacional de los Suelos establecido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 2015. La ocasión permitió destacar la riqueza que posee el país al contar con al menos 28 de los 32 diferentes tipos de suelos en el mundo. “Podemos decir que los más extensos son suelos jóvenes, pero abundan los vertisoles, un tipo arcilloso de color negro que se localiza en zonas de poca pendiente y los andisoles, que son de origen volcánico, oscuros y muy porosos”, explicó.
Esta variedad se debe a muy diversas razones. México está dentro de los primeros 10 países que lideran la biodiversidad a nivel mundial. Esa diversidad edáfica se debe a varios aspectos climáticos, biológicos y geográficos pues en el país confluyen sobre la región fisiográfica el Eje Neovolcánico, las regiones biogeográficas Neártica y Neotropical, lo cual se conjuga con una orografía accidentada y diversa, extensos litorales lo que propicia una amplia gama de ecosistemas de gran biodiversidad, también atribuibles a diferentes condiciones climáticas por lo extenso de sus costas que permiten interacciones climáticas con ecosistemas terrestres. Todos estos son factores formadores de suelos.
Educar para aprovechar los suelos
El investigador Gerardo Flores imparte las asignaturas Fertilidad del suelo y nutrición vegetal, Química de suelos y Ecología de suelos a sus alumnos de 7° y 8° semestres de la carrera de biología. Les introduce en el método científico con el diseño de proyectos de docencia e investigación relacionados con los suelos y su multifuncionalidad. En clases aborda aspectos como la conservación de suelos, fertilidad, química de suelos, manejo y restauración de bosques, matorrales o zonas agrícolas con actividades en diversas regiones del país, actualmente trabaja en proyectos de investigación en el Parque Nacional Iztaccíhuatl-Popocatépetl.
En entrevista para la Academia Mexicana de Ciencias comentó que en sus clases se abordan “las relaciones suelo-planta, suelo-agua en las cuencas. Las cuencas son regiones del planeta donde todas las aguas tienen un fin común, llegan a una zona de valle donde pasan por procesos de escurrimientos e infiltración. El agua que corre o se infiltra en este sistema tiene que ver con las propiedades del suelo, si el suelo tiene vegetación, es profundo y poroso, el agua se infiltra y recarga los mantos acuíferos. Esa infiltración permite al ecosistema mantener su biodiversidad y a la sociedad usarlo como vital recurso hídrico”.
Como parte de las actividades para divulgar la importancia de los suelos, el doctor Cruz coordinó en la FES Zaragoza el Simposio Metropolitano de las Ciencias del Suelo y ha impartido diferentes conferencias en diversas sedes de la UNAM y en otras instituciones educativas. También es editor y coautor del libro Redescubriendo el suelo. Su importancia ecológica y agrícola que se presentará el 29 de febrero de 2016 en la Feria Internacional del libro en el Palacio de Minería con el apoyo de la UNAM y el Conacyt. En sus 15 capítulos participan especialistas de distintas dependencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, del Colegio de Posgraduados, la Universidad Autónoma de Chapingo, la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, entre otras y centros de investigación.