Por Perla García Ramírez

Primera parte

Haya viene los descabezado, los mancos, los descuartizados, de los que partieron el coxis, a los que les cortaron la cabeza, los pequeños llorando.

Haya viene lo que duermen en tumbas clandestinas, viene con los ojos vendados atados de manos, baleados entre la sienes.

Allí vienen los muertos, tan solitos, tan mudos, tan nuestros, tan engarzados bajo el cielo de Anáhuac a reclamarnos.

Verso de María Rivera, citado por el periodista y poeta, líder del “Movimiento por la paz con Justicia y Dignidad” Javier Sicilia al tomar la palabra en la reunión que se llevó a cabo con legisladores de la cámara alta.

A nombre de todos las familias que viven un enorme daño moral por la privación de vida o la incertidumbre de la desaparición de un ser querido, Javier Sicilia con mano dura y con su don poético se levanta ante el poder legislativo en compañía de padres y familiares víctimas del dolor  ante el luto de tanta impunidad que se vive en México.

“Después de caminar miles de kilómetros y abrazarnos para romper la soledad y el dolor que los criminales y un estado omiso, coactado y corrupto nos han impuesto contra la verdad de nuestros corazones que es la paz y la amistad, llevando cargas más pesadas de la que podemos”, expresó con aflicción Sicilia.

Sin titubeo alguno el líder del movimiento esclareció que el Congreso no debe negarse al diálogo para esclarecer y dar soluciones, pues no deben de olvidar que los inmensos salarios que cobran son fruto del trabajo de hombres y mujeres de bien que pertenecientes a la nación.

Acentuó que desde hace mucho los congresos de nuestra patria actúan solo en nombre de sus intereses partidocráticos y mezquinos  para privilegiarse y establecer negocios en el estado, y que no es como se manejaba en el antiguo régimen, pues la política de hoy  cultiva una enseñanza delincuencial, un botín político para contratistas.

Javier Sicilia, con sollozo, vistió al México de hoy con sangre, resultado una equivocada idea del gobierno, un gobierno que no escucha los latidos del corazón de la patria que pretende, junto con los criminales y otros poderes fácticos, secuestrar las aspiraciones democráticas y esperanzas de bienestar de la nación.

Expone que los legisladores han permitido el reinado de la delincuencia por alguna de estas razones: omisión, ignorancia o complicidad.

“Los recintos y el recién inaugurado Senado de la república son las expresiones arquitectónicas de su aislamiento de un poder que prefiere dar la espalda a sus ciudadanos y contemplarse en el espejo de sus ambiciones, convertidas en su parálisis legislativa con manipulación política que convierte los procesos electorales en un gran negocio para unos cuantos y el juego cruel para los ciudadanos”, reprochó el líder del movimiento.

Los acusó de equivocarse al creer que con las armas extrajeras se resolverían los problemas en el país, lo conlleva solo a profundas dudas de que verdaderamente se comprometerán y escucharán las voces de México, pues los ciudadanos somos testigos de  actos inducidos y cometidos por diputados, situación que en otros países hubieran tenido desenlaces diferentes con apego a la verdad y a la justicia.

“Sólo han usado la palabra de manera humillante como lo han hecho al traicionar la exigencia ciudadana de la reforma política; cuando un hombre traiciona, su palabra no vale nada ni ese hombre porque la palabra es sagrada.

“No dejaremos de repetir que nuestro México vive una emergencia nacional, necesitamos por parte de los tres poderes un esfuerzo extraordinario y humilde para evitar que la nación se precipite a un irremediable caos social”.

Como resultado de este México rojo, Sicilia consideró lacerante que se cuente con más de 50 mil muertos, 10 mil desaparecidos, 120 mil desplazados y el miedo e inseguridad de millones de mexicanos y que ante tal desconcertante situación, se le obligó al Presidente de la República a un acto soberano del cual dio negativo escenario.

Insistió en que con ello violó la Constitución, lo que fue avalado por los legisladores al con su omisión.

“Digan de una vez por todas si este Honorable Congreso de la Unión va optar por la paz o por la guerra”, preguntó una y otra vez Javier Sicilia.