Durante la Conferencia Magistral "2012-2015 Elecciones en el Mundo" en la Universidad Anáhuac, el senador Alejandro Encinas Rodríguez hizo un análisis y un balance del proceso electoral del pasado 7 de junio, externó que estas se llevaron a cabo en un escenario donde existe y prevalece un profundo descredito de las Instituciones Públicas, del gobierno, de los partidos políticos y de la clase política del país.
A su vez, el legislador hizo referencia a un estudio que dio a conocer ayer el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e informática, externó que el estudio analiza el estado de ánimo de los mexicanos ya que a pesar de la situación adversa por la que atraviesa el país, hay un espíritu de mucho optimismo en la sociedad, pero a pesar de ese optimismo hay un cuestionamiento y un desencanto con la vida democrática, porque alrededor del 63% de las mexicanas y mexicanos no están satisfechos con la forma de gobierno y el desempeño de la autoridad.
Asimismo, manifestó que lo que más se ha cuestionado es la corrupción, la impunidad y los privilegios que goza la clase política, los cuales son muy ajenos, no solo a las preocupaciones de la sociedad, sino a las necesidades que está enfrentando el país.
Señaló que en este debilitamiento de las instituciones y de los partidos políticos, hay un proceso de descomposición y de degradación de las Instituciones públicas y la mejor evidencia de ello, es como de manera lamentable, hoy los poderes informales, los poderes fácticos e incluso la delincuencia organizada ha penetrado a todos los órdenes de gobierno, a todos los poderes de la unión e incluso a los poderes políticos que postulan a candidatos vinculados con los grupos delictivos.
Consideró que en este escenario de pérdida de credibilidad, de descomposición institucional, del debilitamiento del estado mexicano y de las instituciones se tuvo un proceso electoral muy su generis y distinto al que se había presenciado anteriormente.
“No solamente, porque era el primer proceso electoral, resultado de una reforma política que buscaba establecer mayores mecanismos de control para el uso de dinero en los procesos electorales y al mismo tiempo favorecer la mayor participación de los ciudadanos a través de las candidaturas independientes y que se sumaron a diferencia de otras elecciones intermedias otros procesos de elección local en momentos donde se está tratando de homologar la celebración de los procesos electorales en los estados con las elecciones federales”, indicó
Asimismo, expresó que se generaron dos expectativas contradictorias, la primera es que realmente la reforma política pudiera garantizar un ejercicio más equitativo con mayor legalidad y con transparencia en el desarrollo de las campañas tanto de partidos, candidatos, como la no injerencia de los gobernadores en el proceso electoral, también se generó una expectativa para convertir este proceso electoral en una impugnación, en una crítica profunda a la situación por la que atraviesa el país, por lo que muchos sectores de la sociedad alentaron el abstencionismo o el voto nulo como una forma de inconformidad e indignación que existe.
A su vez, el senador Alejandro Encinas enfatizó que el eje rector de lo que fue la reforma político electoral aprobada en el 2014 y que llevó a quienes suscribieron el Pacto por México, particularmente al PAN y al PRD a suscribirlo, era buscar centralizar la organización de los procesos electorales en el Instituto Nacional Electoral para evitar el secuestro de lo que era objeto los órganos electorales locales por parte de los gobernadores de los estados.
Indicó que no solamente, no se eliminó el secuestro de los gobernadores o de los órganos locales quienes siguieron manteniendo el control de los mismos, sino que además ahora el Consejo general del INE, está secuestrado por una sola persona “El Presidente de la República”.
El legislador informó que la reforma electoral no cumplió con sus expectativas y desgraciadamente como ha sucedido cada proceso electoral, se tendrá que hacer una reforma electoral teniendo de nueva cuenta como eje central, el cómo cuidar y amarrar las manos a los partidos políticos, a sus candidatos, al dinero público y al dinero sucio de las campañas que lamentablemente se han convertido en el instrumento fundamental para la definición de las elecciones.
Al concluir, el legislador dejó en claro, que la democracia no se construye con dinero, sino con ciudadanía y con Instituciones fuertes.
Finalizó “hoy tenemos una crisis del estado, una crisis de credibilidad de las Instituciones públicas, vivimos una crisis humanitaria y de violación de los derechos humanos, mientras no se resuelvan estos problemas de desigualdad donde el 1% de la población concentra más de la tercera parte de la riqueza nacional y mientras la inmensa mayoría de los mexicanos vivan en condiciones de pobreza, no vamos alcanzar mecanismos de participación democrática efectivos, reales y representativos.
Si queremos democratizar nuestras elecciones en nuestro país, hay que construir ciudadanos que sepan ejercer en libertad, sus derechos e instituciones que les permita vivir en un marco de legalidad y respeto a las reglas que nosotros mismos nos hemos dado para nuestra convivencia”.