Por Manuel Castillo Sotomayor
Las violaciones de los derechos humanos y el Derecho Internacional que Israel lleva a cabo no ocurren sólo en el interior, sino también en el exterior de su territorio.
Son industrias de tecnología militar que cooperan con el país norteamericano en la vigilancia de zonas fronterizas, con el único propósito de explotar a los que intentan cruzar de manera ilegal para incrementar sus ganancias.
Compañías israelíes han venido convirtiendo la frontera entre México y Estados Unidos (EE.UU.) en un laberinto peligroso tras levantar muros de separación tecnológicos, custodiados por militares de ese país.
Desde octubre de 2012 se alertaba sobre la colaboración castrense entre México e Israel y los proyectos para “reforzar” la vigilancia en las provincias mexicanas que limitan con EE.UU.
Ese año, un general de brigada de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), Roei Elkabetz, explicó las estrategias de vigilancia de fronteras que implementa en la actualidad Israel en zonas como El Paso (Texas), en EE.UU.
Elkabetz explicó en ese entonces con una foto de la muralla que separa la Franja de Gaza de Israel, los planes para México. “Hemos aprendido un montón de Gaza (...) es un gran laboratorio”, dijo.
El despliegue de tecnología que usaría Tel Aviv (capital israelí) en la frontera de EE.UU. con México es costosa y nadie se imaginaba las consecuencias que traería.
Un muro separa México de Estados Unidos en las zonas de Arizona. Son vigilados por la Patrulla Fronteriza, que combina equipos de artillería novedoso con letales tecnologías de vigilancia: fusiles de asalto, helicópteros y aviones no tripulados (dron).
Sin embargo, ni el gobierno norteamericano, ni el Ejecutivo mexicano parecen interesarse por los daños que causan las compañías que producen sistemas tecnológicos de barrera en la frontera, pues perjudica a todos los mexicanos.
No han impedido la inmigración, solo la han hecho más difícil y tenebrosa. Un ejemplo fue lo ocurrido entre agosto y octubre del 2014, cuando más de 57 mil niños cruzaron la frontera sin compañía de un adulto.
Ante la ola de inmigración, el presidente estadounidense, Barack Obama ordenó en noviembre de ese año, doblar el número de agentes fronterizos y tomar medidas que “puedan detener el flujo de ilegales y acelerar el retorno de los que han cruzado”.
El resultado fue la aprobación de 40 mil millones de dólares en agentes, muros y tecnologías dirigidas a reforzar la frontera. La medida solo ha convertido la frontera en otro gran laboratorio al aire libre, “como Gaza, para las compañías tecnológicas, varias de ellas israelíes”, opinan expertos en migración.
Meses antes, la agencia de Protección de las Aduanas y Fronteras (CBP), del Departamento de Seguridad de la Patria, contrató con la compañía israelí Elbit Systems para elaborar un “muro virtual”, una barrera tecnológica que se colocará en el desierto de Arizona.
Dicha barrera utiliza datos similares a los que Israel usa en Gaza y Cisjordania (capital palestina) para controlar a los palestinos. En 2004, Elbit proporcionó ya los primeros drones para la vigilancia en la frontera.
Además la empresa The Golan Group, de asesoramiento israelí impartió cursos intensivos de ocho días a oficiales de inmigración estadounidenses con el propósito de que aprendieran tácticas de combate contra inmigrantes que se acercaran a la valla fronteriza.
“Si usted va a Israel y después viene al sur de Arizona y cierra los ojos y da un par de vueltas sobre sí mismo, cuando abra los ojos es posible que no sea capaz de notar la diferencia”, aseguró el alcalde de Tucson, Arizona, Jonathan Rothschild
Este control fronterizo no incide en las actividades comerciales de las industrias ubicadas del otro lado de EE.UU., pues en Ciudad de Juárez, se benefician de la explotación laboral, lo cual evidencia que el incremento de las restricciones para circular da mayores facilidades para manejar dinero en cantidades.
Lo desconcertante es que México y EE.UU. adquieren tecnologías de vigilancia de empresas responsables de crímenes contra el pueblo palestino.
“Arizona es un ejemplo perfecto del mundo post tratado NAFTA, en el que las empresas dedicadas a detener a los ilegales que cruzan la frontera, son en cambio libres de cruzar esas mismas fronteras cuando les viene en gana”, recalcó Rothschild
¿Ironía o interés empresarial?
La explotación laboral de las compañías israelíes no tiene límites, su mano de obra compuesta por mexicanos es, además de mal pagada un anuncio de tortura para aquellos que desean cruzar la frontera.
“Los pobres mexicanos estarían fabricando los componentes que ayudarán a localizar, detener, arrestar, encarcelar y expulsar a aquellos de ellos que traten de cruzar a los Estados Unidos”, afirma Rothschild
Entre 10 y 20 empresas israelíes que se quieren unir al programa Global Advantage en Arizona, con ello, las empresas pueden implementar, evaluar y probar sus productos “sobre el terreno”, es decir, sobre personas reales que cruzan ilegalmente la frontera.
De acuerdo con el experto Joseph Nevin, las compañías israelíes dirigen sus actividades comerciales contra los pueblos, en especial los indígenas, los palestinos o los latinoamericanos, y venden sus tácticas para tomar el control.
Es decir, detrás la cooperación militar y de defensa tecnológica que ofrece a Estados Unidos y México prevalece su objetivo: probar sus productos en personas que cruzan la frontera de manera ilegal para ganar incrementar sus ganancias de mercado.
Esta no es la primera vez que Israel colabora con EE.UU. en la frontera, de acuerdo con una investigación publicada recientemente, en 2004 los drones de la compañía Elbit fueron los aviones no tripulados en patrullar los cielos de la frontera sur.
Sin embargo lo que preocupa a los habitantes de Arizona es la militarización de la frontera mediante la manipulación de las empresas.
“De nuevo se está produciendo en la frontera entre EEUU y México, "las violaciones de los derechos humanos y el Derecho Internacional que Israel lleva a cabo no ocurren sólo en el interior sino también en el exterior de su territorio”, manifestó, Mohyeddin Abdulaziz, fundador de la campaña para el Boicot, la Desinversión y las Sanciones contra Israel.