Ante el incremento de la violencia intrafamiliar en el país, que alcanza al 29.1 por ciento de hombres en edad madura –entre 29 y 59 años-, las senadoras Luz María Beristaín Navarrete y Lisbeth Hernández Leconoa, se pronunciaron para que en el Senado se impulsen políticas de verdadera igualdad de género.
En el foro Sobre Masculinidades y Educación, Beristaín Navarrete del Partido de la Revolución Democratica, consideró que México se merece una mirada y un modo distinto de entenderlos entre hombres y mujeres.
Esto, para que el abordaje del desarrollo social deje de pauperizar a una parte de la población y para que la violencia de género se erradique desde sus causas y no se combata a través de sanciones, abundó.
Señaló que para reducir la brecha de la desigualdad en los espacios de enseñanza de nuestro país y modificar problemáticas en los centros de trabajo y círculos familiares, “requerimos aprender a tratarnos de manera diferente, no bajo jerarquizaciones por el género o por divisiones artificiales impuestas”.
La senadora priista Lizbeth Hernández Lecona se pronunció a favor de implementar políticas públicas de igualdad y valores, tanto en las escuelas como dentro de las familias, con el objetivo de erradicar la violencia y discriminación, que permitirá alcanzar la paz y armonía social.
Debe equilibrarse la relación entre hombres y mujeres, “los roles deben de cambiar con respeto, comunicación y unidad en una familia; vemos dolorosamente que el núcleo de una sociedad se está desintegrando y lo que debemos apoyar es la construcción de familias fuertes”, enfatizó.
Oscar Montes de Oca Rosales, subprocurador de Averiguaciones Previas Desconcentradas de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, detalló que el hecho que más afecta el aspecto de la masculinidad es la violencia familiar.
Explicó que en el 2013 la esta violencia hacia los varones, de acuerdo a las averiguaciones previas, fue de 16.7 por ciento en contra de menores de 12 años, en tanto que de 12 a 17 años fue de 9.4 por ciento; adultos jóvenes de 18 a 30 años, 12.6 por ciento; adultos de 31 a 59 años, el 29.1 por ciento y en contra del adulto mayor, el 11.2 por ciento y el restante 20.9 por ciento no se aportaron datos de la edad.
Puntualizó que se debe entender que los males de la sociedad no se deben al género, sino a las costumbres.
En su turno, Ricardo Hernández Moncada, director del Programa de VIH Sida de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), apuntó que el estudio Políticas Públicas, Equidad de Género, reveló que una gran mayoría de mujeres percibe una necesidad de cuidar a sus hombres ante un entorno agresivo.
Dicho estudio, dejar ver que en ambos sexos existe temor por la inseguridad, la cual perciben más agresiva para los hombres; por otra parte, reconocen mayor discriminación y violencia hacia mujeres y homosexuales.
Mauro Antonio Vargas Urías, de la asociación Genero y Desarrollo, A.C, expuso que el actual sistema sexo-genérico provoca desigualdades en contra del hombre al identificarse a la masculinidad con valores culturalmente aceptados sobre las prácticas de ser hombres, como es el rol de proveedores.
Esta inequidad se ha hecho presente en sectores sensibles como el académico, donde “paradójicamente, en la matrícula –del nivel de preparatoria y superior- se registra que la mayoría de los hombres jóvenes desertan y hay más mujeres preparándose, esto por esas lógicas de que como debo ser proveedor, empiezo a trabajar más temprano y abandono mí profesión”.
También participaron Jorge Yañez López de Círculo de Masculinidad; María Magdalena Sánchez Rocha, de la SEP; Carlos Jiménez Retana, de la subdirección de Servicios Educativos de la Subprocuraduría de Sistema Penitenciario y Cuauhtémoc Banda Santoyo, autor de diversos artículos sobre la materia.