En México, 25 de cada 100 hogares tiene jefatura femenina. Ellas, solteras, separadas, divorciadas o viudas, deben incorporarse, en su mayoría, al sector informal del mercado laboral, que ocupa a más del 60 por ciento de los trabajadores en el país.
Cada día, desempeñan una doble jornada de trabajo, al ser las proveedoras principales o únicas de los gastos de la casa, estar a cargo del mantenimiento y limpieza de la vivienda, y el cuidado de niños y adultos mayores, entre otras tareas.
Son marginadas socialmente. Están catalogadas de manera despectiva, al no ajustarse al estereotipo tradicional de que una mujer, para realizarse, debe casarse y sólo dedicarse a sus hijos, esposo y casa, aseguró Julia del Carmen Chávez Carapia, de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, con motivo del Día de las Madres.
Las mujeres representan el 25 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) del país. En los últimos años, han asumido estas responsabilidades más jóvenes, subrayó la también coordinadora del Centro de Estudios de la Mujer de la ENTS.
Según cifras oficiales, 63 de cada 100 hogares con jefatura femenina son encabezados por mujeres de entre 30 y 59 años; 9.5 por ciento, de 12 y 29 años, y el 26.9 por ciento, por féminas mayores de 60 años.
Las proveedoras suman a sus jornadas laborales el tiempo dedicado a tareas domésticas que, en promedio, les requieren 42 horas por semana. En México, el año pasado 97 por ciento de ellas realizaron trabajo del hogar, refirió.
Jefas de familia
En el 2000, 18.9 por ciento de los hogares tenía jefatura femenina, proporción que ha aumentado al 25 por ciento, y la cifra crece.
Esto se explica, en parte, por el aumento de los divorcios en el país. Al no contar con recursos suficientes para solventar los gastos, tienen que incorporarse al mercado laboral, explicó.
En el sector formal, la mayoría se inserta en plazas dedicadas a prestar distintos servicios. Aún con estudios profesionales, son contratadas en los puestos con menores ingresos, pese a que por ley deben ganar lo mismo que un hombre al desempeñar las mismas tareas.
Ante la falta de oportunidades, se incorporan al sector informal, tanto al comercio ambulante como a la venta de alimentos. Para sostener a sus familias, colocan puestos de tamales, quesadillas, elotes y otros productos, incluso en la entrada de sus casas, o se dedican a las ventas por catálogo de mercancías.
La experta subrayó que, en todos los hogares, las trabajadoras dedican la totalidad de sus ingresos a los gastos de la familia y sólo en casos extremos los utiliza en cuestiones personales.
Fecha de reflexión
Respecto a la celebración del Día de las Madres, consideró que reafirma un estereotipo tradicional que limita a las mujeres. Se les ubica sólo como madres, esposas y amas de casa. “A la vez que reconoce este papel tradicional, es un día de carácter comercial. Para festejar, es necesario comprar”.
La fecha constituye una oportunidad para reflexionar acerca de las condiciones de vida de las relegadas a ser amas de casa, sujeta a las decisiones de su esposo o pareja, concluyó.