La diputada Dulce María Muñiz Martínez aseguró que dos de cada 10 adolescentes de 12 a 19 años tienen vida sexual y el inicio de ésta a una edad muy temprana sin la madurez y responsabilidad necesaria, puede repercutir en un embarazo no deseado o la transmisión de alguna enfermedad.
Por ello, propuso exhortar a la Secretaría de Educación Pública, a fin de que diseñe y aplique más y mejores programas y acciones En su calidad de secretaria de la Comisión de Educación Pública y Servicios Educativos, señaló que un embarazo no deseado o una enfermedad venérea se dan porque el adolescente no tuvo los cuidados ni los conocimientos necesarios para ejercer su sexualidad de forma segura, plena y responsable.
Según datos del Sistema de Indicadores de Genero del Instituto Nacional de las Mujeres, solamente el 38.2 por ciento de las mujeres utilizan algún método anticonceptivo en su primera relación sexual, lo cual repercute de forma directa en los embarazos a una edad temprana, indicó la diputada.
Agregó que de las adolescentes embarazadas, el 80.8 por ciento ya lo había estado una vez; el 16.8 por ciento, dos veces; y el 2.3 por ciento, en tres ocasiones.
Subrayó que al menos el 12.2 por ciento de los embarazos en adolescentes terminaron en aborto, en función de que es prematuro a consecuencia de su desarrollo biológico, fisiológico, psicológico y social.
La diputada recalcó que el riesgo de tener algún problema o complicación durante el embarazo, parto o puerperio es mayor para las mujeres adolescentes, sin dejar de lado las condiciones de nutrición y salud previa y el tipo de atención prenatal que reciben que son factores de riesgo para todas.
Aseguró que las enfermedades de transmisión sexual o venéreas, van en aumento, debido a que en las últimas décadas las personas jóvenes tienen actividad sexual más tempranamente y se casan más tardíamente.
Por tanto, dijo, las personas sexualmente activas tienen más probabilidad de tener muchas parejas sexuales durante sus vidas y mayor riesgo de desarrollar esas enfermedades, a causa de la falta de información y la mala educación sexual que el adolescente ha recibido o en su caso no recibe a tiempo.
Muñiz Martínez consideró que el adolescente debe tomar las medidas adecuadas y tener la responsabilidad de ejercer sus relaciones sexuales con el uso de los diversos métodos anticonceptivos.
Por ello, sostuvo, es indispensable realizar y reforzar todas aquellas políticas y programas que beneficien la educación sexual del adolescente.
Propuso exhortar a la Secretaría de Educación Pública, a fin de que diseñen y apliquen más y mejores programas y acciones encaminados a generar y fortalecer una educación sexual a niñas, niños y adolescentes, en todos los niveles educativos.
Lo anterior, con la finalidad de proteger y fortalecer los derechos sexuales y reproductivos del adolescente y la educación sexual del mismo, puntualizó.