En México seis de cada 10 niñas, niños y adolescentes padecen violencia familiar, lo que obliga a exigir que el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) garantice en los refugios temporales atención especializada para este vulnerable sector del país.
Así lo informó la diputada federal María del Rocío Corona Nakamura, al señalar que por ello impulsa un punto de acuerdo, suscrito también por el diputado Rafael González Reséndiz, para asegurar que estos sitios ofrezcan protección, orientación y cuidado profesional y especializado a las hijas e hijos de una madre violentada, a fin de que logren su recuperación física y psicológica.
Planteó que el Inmujeres, en el marco de sus facultades como depositario de la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, diseñe y evalúe el modelo con el que funcionan los centros de atención a víctimas de maltrato.
Sobre todo, continúo, porque la violencia familiar se presenta en uno de cada tres hogares, lo cual afecta a más de 15 millones de niñas, niños y adolescentes que conviven diariamente bajo la sombra del maltrato ejercido directa o indirectamente –víctimas presenciales- de quien se supone los debería proteger, siendo generalmente el padre.
Agregó que de cada cien mujeres mayores de 15 años, casadas o en unión, al menos 47 han sufrido violencia, ya sea emocional, física o sexual. “Hasta el año pasado, se tenía registrado que uno de cada cinco asesinatos violentos efectuados en contra de mujeres en el territorio nacional, se cometía en casa”, refirió.
La violencia sigue presente sin importar clase social o nivel educativo y afecta principalmente a las mujeres y, por consecuencia, lesiona de modo irremediable a la familia en su conjunto, destacó.
La secretaria de la Comisión de Justicia destacó que “la realidad es alarmante y muestra que desafortunadamente los refugios temporales son necesarios, ante la carencia de una cultura de la denuncia de estos actos y de quienes los cometen”.
Frente a esta problemática, estimó “no podemos ser insensibles”. No está por demás proteger a las hijas y los hijos de las mujeres que a toda costa tratan de escapar de las destructivas garras de la violencia sufrida en los hogares y ejercida por su pareja, recomendó.
Corona Nakamura señaló que “estos refugios no sólo deben ser una alternativa efectiva para la mujer, sino también para la familia en su conjunto, para superar en lo individual y como integrante de ese núcleo esa desafortunada situación”.
Comentó que es insuficiente en número de refugios para atender a las mujeres víctimas de la violencia familiar, las cuales requieren de espacios temporales y de ayuda psicológica y jurídica, para lograr su reincorporación a una vida plena.
Dichas instancias, en todo el territorio nacional, laboran con el apoyo gubernamental o son administrados por organismos no gubernamentales y constituyen una alternativa para escapar de las agresiones, precisó.
La recurrencia de la violencia se debe a que la sociedad discretamente, pero de manera reiterada, tolera la simulación y solapa la marginación sistemática hacia la mujer y no ha sido capaz de erradicar los distintos tipos de agresión, subrayó.
Explicó que pese a existir el concepto de igualdad de género en las leyes y los gobiernos, “olvidamos reproducirlo socialmente, en el pensamiento, la cultura, el comportamiento y los sistemas educativos, ya sea en la casa, la escuela y en el desarrollo del comportamiento diario desde la infancia”.