Por Ángel Pujalte Piñeiro

El viernes 24 de enero regrese a la Cámara de Diputados, a ver si en segunda ocasión me recibían correspondencia para diez comisiones.

En el intento anterior no me la recibieron porque la Oficialía de Partes en la puerta 7 “solo recibe correspondencia del PRI” y “nada del PAN ni del PRD”. Por lo que me queje del absurdo en el Órgano Interno de Control, que se extrañaron y después de unos días me pidieron que lo volviera a intentar y que ya no iba a tener ningún problema y para restaurar mi confianza, me prometieron que si algo se atoraba, que les llamara en el momento, para que uno de los abogador del OIC se presentara y solucionara el problema.

Pero al regresar encontré la misma situación. El de la “Oficialía de Partes” con paciencia exasperada me recordó: “Usted tiene razón, pero ya le explique que aquí la cosa no es así”.

Por ello solicite me prestaran una extensión para hacer una llamada interna. Misma que una mujer me negó, con el pretexto que los teléfonos eran solo para empleados. Por lo que tome mis papeles y regrese al mostrador de registros, donde los puse para que no me estorbaran mientras me comunicaba al OIC.

Y en eso andaba, cuando de la “Oficialía de Partes” salió un resguardo que en tono amenazador le gritó a la joven del registro: “Dame la credencial del señor”. La que tomo con gesto dramático para regresar con ella al interior de la “Oficialía de Partes” del PRI.

Yo sin hacer caso, seguí intentando comunicarme al OIC. Pero en cuestión de segundos, el resguardo regresó ahora con la exigencia, de mala manera, que me saliera, porque “había una queja en mi contra” (que no aclaró).

Para no alimentar el pleito ranchero ni dar pie a nada, me salí un metro fuera de la puerta y por fin allí pude comunicarme y me respondieron que no me preocupara, que iban a mandar a un abogado de la OIC a “arreglar las cosas”.

Al llegar el abogado del OIC, se presentó conmigo y me pidió que lo siguiera al interior, pero cuando intentaba hacerlo, los resguardos no me lo permitieron. Al abogado ni siquiera dejaron que se identificara y en vez de eso en tono teatral gritaban entre ellos “llámale a pantera (o jaguar o un animal de esos) y apareció otro resguardo, para sentenciar que yo no podía pasar, porque “había una queja en mi contra”.

Obviamente que la mentada queja no la aclaraba y a la insistencia del abogado le dijeron que yo era “muy prepotente”, sin aclarar la forma que materializaba su percepción.

Lo cual es mentira, ya que yo no iba a provocar ni a pelear con empleados. Yo regresé con la idea que la OIC había arreglado el problema, y lo hice por instrucciones de la Lic. Paloma de la Vega, quien me pidió que volviera a intentar entregar mi correspondencia sobre la base que “ya no iba a tener problema”. Lo que traslada el asunto a la OIC, que me engañó, desconoce la operación o la engañan, por lo que lo procedente era que la OIC se enterara de la verdad.

Situación en la que no tenía caso perder el tiempo alegando con quienes cumplen órdenes, en vez de marcar el teléfono que creía iba a resolver el problema. En cualquier caso los hechos deben estar grabados en el CCTV donde se puede verificar a quienes corresponden los escándalos, la prepotencia y el abuso. En grado tal que, el abogado del OIC me pidió que mejor para llevar la fiesta en paz, que entrara por la puerta 1 a su oficina, para platicar y analizar la situación.

Al llegar a la puerta 1, los resguardos ya me estaban esperando y tampoco me dejaron entrar ni registrarme, en vez de eso me ordenaron, con tono de sargento mal pagado, que me saliera de la fila y esperara a un lado, que entregara mi credencia e informara a quien iba a ver.

El resguardo con mis papeles se metía y salía, daba vueltas y se perdía de vista, parafernalia que duro hasta que por fin, el mismo resguardo me registró, quizás para no dejarme entrar al área de registro y hecho lo cual me confió a un escolta para que me llevara al OIC. El que me escoltó y se quedó custodiando la entrada de la OIC.

Ya en el OIC me dijeron que mejor entregara lo del PAN en la Oficialía de Partes del PAN y lo del PRD en la Oficialía de Partes del PRD y lo del PRI en la Oficialía de Partes del PRI. Respuesta inesperada, pero ante la cual acepte entregar por lo menos lo del PRD y PAN. Porque el estado de cosas no hace prudente regresar a la puerta 7. Con lo que me cambiaron de escolta por otro que me acompaño a esas Oficialías de Partes.

Pero al llegar a la del PAN, la señorita me aclaró que no podía recibir mi correspondencia porque iba dirigida a comisiones y no a ningún diputado panista. Y que ella no podía recibir la correspondencia de ninguna comisión, sino solo la de diputados de la fracción. Y en ese momento me cayó el veinte y se me revelaron varias posibles irregularidades.

La primera es que yo nunca entregue ninguna correspondencia dirigida a ningún diputado en lo particular y tampoco para ningún partido, por lo que la Oficialía de Partes del PRI, me ha recibido correspondencia dirigida a una comisión y al parecer no la entrega a la comisión, sino en forma personal a su diputado. ¿Para pepenar bueno y malo?

Lo segundo es el carácter clientelar de la Cámara de Diputados. Ese teje y maneje es para inducir la formación de clientelas. Lo que le da la razón al resguardo de la puerta 1, que la primera vez respondió a gritos a mi aclaración que no buscaba partidos, sino a representantes de la sociedad: “Aquí no hay representantes sociales, sino solo puros partidos políticos” (Con desesperado tono de “Hay, que tonto”).

El hecho es que para fines prácticos, no existe en toda la Cámara de Diputados ninguna oficina que reciba correspondencia para ninguna comisión. Sino puras Oficialías de Partes clientelares. No hay ninguna Oficialía de Partes para asuntos institucionales o generales que no estén coloreados de algún partido político, sino solo para correspondencia particular y partidista.

Lo confirmé en mi siguiente escala en la Oficialía de Partes del PRD. Donde una señora en tono exasperado me dijo que ella no tenía la lista de los presidentes de las comisiones y que por eso no podía recibir nada. Y me espetó “Métase a INTERNET y busque los nombres de los presidentes de las comisiones y dirija su correspondencia a nombre del presidente de cada comisión”.

Con lo que caería en la trampa. Porque a mí no me interesa ser clientela de nadie y menos de un partido.

Al dirigir la correspondencia a alguien en lo particular y especificar un partido, se le otorga el poder de hacer con ella lo que quiera. No se podría en ese caso reclamar nada, si mi asunto no se presenta a consideración de los otros miembros de la comisión.

Y también deja ver que la composición plural de las comisiones es un mito. Ya que toda la correspondencia la controla y discrimina, una sola persona de un solo partido. Mientras que los demás integrantes de las comisiones que son de otros partidos, están atenidos a la buena voluntad del que opera como “Can Cerbero” en cada comisión.

Lo que también podría explicar la pobre respuesta que recibe la correspondencia que he mandado en diversas ocasiones a diversas comisiones en la Cámara de Diputados (tengo un nutrido expediente).

Para fines prácticos, no pude entregar nada. No encontré a ningún representante social.

Liga de los antecedentes: http://grillaenelpoder.com.mx/edicion/index.php?option=com_content&view=article&id=20580:increible-angel-pujalte-pineiro&catid=46:columna&Itemid=68

*Autor de: La infracultura en la construcción, La anomia, Disección de la Ley de Obras Publicas y Servicios Relacionados con las Mismas, ¿A dónde Vamos, México? ¡Fe de Erratas del Desarrollo Nacional! y en proceso de publicación: El descalabro de la razón, La hermana perversa de la Ingeniería Civil y Recensión metafísica.