Nueva York.- José Ávila, esposo de la presidenta de la Policía Comunitaria de Olinalá, Guerrero, Nestora Salgado García -presa desde el 21 de agosto en un penal de alta seguridad de Nayarit- se declaró en huelga de hambre en Washington, Estados Unidos, donde reside, hasta lograr que las autoridades estadounidenses y congresistas intervengan por su liberación, ya que la llamada Comandanta Nestora, de origen mexicano, tiene también la nacionalidad estadounidense.
Salgado García fue detenida por elementos de la Marina y el Ejército en un retén de Olinalá, el 21 de agosto, acusada de secuestro, y la trasladaron en helicóptero al Centro Federal de Readaptación Social “Noroeste” de Tepic, Nayarit, conocido como El Rincón, “violando sus derechos humanos y de los pueblos indígenas”, afirmó en un comunicado José Ávila, quien también tiene la ciudadanía estadounidense.
El 27 de agosto la Procuraduría General de Justicia de Guerrero informó que un Juez de Primera Instancia en materia penal le dictó auto de formal prisión, sin derecho a fianza, por el delito de secuestro agravado en agravio de seis personas, entre ellas tres menores de edad. Su esposo dijo tener sospechas de que la lideresa fue torturada e incomunicada.
Días antes de su detención, la guerrerense denunció que un grupo de miliares se subieron al techo de su casa y desde ahí apuntaron con sus armas a la población, golpearon también las paredes de la casa y la hostigaron durante toda una noche. Responsabilizó de cualquier ataque contra su vida al alcalde de Olinalá, Eusebio González Rodríguez y pidió a las autoridades estatales y federales, en nombre de la Policía Comunitaria, que lo investigaran por supuestos vínculos con narcotraficantes y secuestradores.
Solicitó también que indagaran presuntos robos de ganado cometidos por el síndico Armando Patrón Jiménez”, y denunció que jóvenes eran obligadas a prostituirse y a vender drogas en los pueblos y que había hombres que golpeaban a sus esposas. Cumplió su deber, dice Ávila, “porque la sanción de la Policía comunitaria es reeducar a los delincuentes, hacerlos trabajar para la comunidad hasta que la amen y la cuiden”.
Sin embargo, en la prensa local, Patrón Jiménez aseguró que él y otras dos personas fueron secuestrados por la comandanta en las casas de Justicia de El Paraíso y Tlatlahuquitepec, y le pidió 300 mil pesos para dejarlo en libertad, así como cien y 50 mil pesos a los otros dos detenidos.
CÓMO SE HIZO COMANDANTA
Nestora, con quien Ávila tiene hijas y nietos, decidió hace cuatro años ayudar a su pueblo natal, Olinalá, ante las injusticias que ahí se cometen, por lo que viajó de Estados Unidos a México (como lo hacía frecuentemente (y organizó a su comunidad para que fueran solidarios donando alimentos con los más pobres, señala Ávila en su comunicado.
También ayudó a las familias a acabar con la violencia doméstica y a que los hombres ayudaran a sus mujeres en las tareas del hogar. Y cada vez más, afirma Ávila, los pobladores de Olinalá le pedían ayuda por los crímenes impunes de sus hijas prostituidas o de sus hijos reclutados por el narco como sicarios.
El 30 de enero de 2013, Nestora Salgado y un grupo de líderes de la comunidad formaron una asociación civil que sería el pilar de la Policía comunitaria de Olinalá (CRAC-PC), regida bajo la Ley 701, del estado de Guerrero, el artículo 2 constitucional y el Convenio 169 de la organización Internacional del Trabajo en el marco de la declaración de Naciones Unidas sobre los pueblos indígenas.
El gobierno del Estado de Guerrero “aplaudió la integración de la Policía comunitaria, y donó dos camionetas, recursos económicos para uniformes y armas de bajo calibre”. Nestora fue electa por la comunidad como presidente y coordinadora de la Policía comunitaria, “por eso la identifican con cariño como Comandante Nestora”.
La Policía comunitaria se formó con 250 hombres y mujeres, y tuvo un fuerte impacto en el pueblo, ya que se convirtió en unos meses en “un gran batallón de dignidades”, donde “prevalecía el entusiasmo y la esperanza”. De todo ello, dice Ávila, hablábamos frecuentemente por teléfono.
Sin embargo, hoy la Comandante Nestora está presa en un penal de alta seguridad en México, acusada de secuestro “por detener a los criminales del gobierno, y de tortura por obligarlos a trabajar para la comunidad”, señala el comunicado.
De su detención, nada supieron sus familiares, continúa el texto, “fue la embajada de Estados Unidos en México la que nos informó que estaba en el penal de máxima seguridad El Rincón, en Tepic, Nayarit, según reporte dado por la Policía federal”.
De ahí la decisión de esposo de Nestora de emprender una huelga de hambre, para pedir, “con firmeza y respeto, al gobierno de Estados Unidos, liderado por Barak Obama, que reclame a México la vida y la libertad de una ciudadana americana ejemplar”. Pido también, “a nuestros representantes del Congreso (estadounidense) hagan valer nuestros derechos como sus representados y reclamen la vida y la libertad de Nestora Salgado”.
Más aún, pedirá este domingo primero de septiembre a “Naciones Unidas haga valer las sanciones internacionales al gobierno de México por violar el Convención de Viena y los acuerdos internacionales de respeto a las derechos fundamentales del ser humano”.
Ahí, frente al edificio de la ONU se instalará e iniciará huelga de hambre.