En el mundo existen 16 millones de refugiados que han salido de sus países perseguidos por su nacionalidad, religión, por pertenecer a un grupo social determinado o por sus opiniones políticas, entre otros motivos.
En cerca de 120 naciones reciben protección y asistencia del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Actualmente se enfrenta una emergencia humanitaria en Siria, pues se estima que existen alrededor de un millón 600 mil personas asiladas -cerca de la mitad son mujeres y niños-, que se vieron forzadas a abandonar sus hogares y huir a territorios vecinos por la guerra civil.
Vivimos una dualidad. Por un lado, en el ámbito internacional rigen los derechos establecidos en la Convención del Estatuto de los Refugiados, una regulación virtuosa que muchos estados acatan; pero por otro, se enfrenta la afluencia masiva de personas que trastoca la vida de las naciones receptoras, advirtió Ricardo Méndez Silva, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM.
El régimen es amplio, no se circunscribe a delitos políticos o conexos. Establece el principio de no regreso en las fronteras: si una persona huye de su país por temores fundados de persecución, no debe ser rechazado en los límites del territorio donde busca ser admitido, explicó.
Es un principio fundamental del derecho internacional y, a la vez, el que más se desconoce y viola. Estas faltas deben ser erradicadas en bien del espíritu de cooperación entre las naciones, indicó en ocasión del Día Mundial de los Refugiados, que se conmemora este 20 de junio.
Grecia rechaza a los ciudadanos sirios que cruzan el Mar Mediterráneo para encontrar asilo. En el intento han fallecido cientos que no alcanzaron las costas, al punto que han tenido que improvisar un cementerio para enterrar a los muertos que arroja el mar, comentó.
El investigador recordó que en abril de 2011, recién iniciada la guerra civil en Siria, la cifra de asilados era de miles; en dos años suman más de un millón 600 mil. En cuanto a los desplazados internos, hasta ahora suman más de cuatro millones.
Huyen en medio del espanto, del asesinato de sus seres queridos; muchos de ellos lastimados físicamente y traumatizados. Las mujeres sufren abusos sexuales y los enfermos que padecen cáncer o diabetes, no son atendidos en el exilio.
Lo más grave, enfatizó, es el arribo de infantes solos a Irak, Jordania, Líbano, Turquía o Egipto. Se perdieron en la travesía, sus padres fueron asesinados o no salieron del territorio en conflicto. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) alerta de una generación perdida de niños y adolescentes.
Régimen internacional
El especialista en derechos humanos, explicó que se considera refugiado a toda persona que, en virtud de fundados temores de persecución por razones de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentra fuera de su país o no puede regresar a él.
En 1950, surgió la figura del ACNUR; un año después, fue suscrita la Convención del Estatuto de los Refugiados, marco normativo para atender a los asilados, recordó.
El régimen se contempló pasajero, para atender a los millones de personas que, después de la Segunda Guerra Mundial, quedaron dispersas en Europa. Distintos conflictos en el orbe obligaron a la extensión de la regulación y del Alto Comisionado, enfatizó el experto.
Tiene su sede en Ginebra y cuenta con un presupuesto aprobado por las Naciones Unidas para su funcionamiento. Para enfrentar las emergencias, debe buscar donaciones.
El Alto Comisionado se encarga de las emergencias, asistir a las poblaciones refugiadas, de negociar con los estados de origen y con los de destino, gestionar la reunificación familiar, buscarles reasentamiento en otros territorios y pugnar por el retorno a los lugares de donde son oriundos, en condiciones de seguridad.
Para asistir a los desplazados, es indispensable la colaboración de las instancias y agencias de Naciones Unidas, de organizaciones no gubernamentales internacionales y locales, de empresas y de voluntarios, expuso.
Actualmente, también atiende a los desplazados internos, desarraigados en sus propios países, víctimas de la violencia y persecución sin protección alguna.
Países de asilo
Respecto a las naciones que dan asilo a los refugiados sirios, el especialista señaló que enfrentan problemas económicos para atender, además de las necesidades de su población, las de miles de desterrados que, en la mayoría de los casos, llegan sin recursos o pertenencias.
De acuerdo a los registros del ACNUR, Líbano atiende a 511 mil; Jordania a 472 mil; Turquía, 376 mil; Irak, 155 mil; Egipto, 77 mil; África del Norte, 11 mil, y la Unión Europea, cerca de 20 mil desplazados, asilados principalmente en Alemania y Suecia.
Méndez Silva recalcó que la instancia de Naciones Unidas tiene posibilidades limitadas para enfrentar la crisis humanitaria. Por esta razón, el organismo solicitó a la comunidad internacional cinco mil 200 millones de dólares para atender a los refugiados y los estragos que afectan a la nación árabe.
Además de resolver la situación de los desterrados, los recursos se canalizarán a los desplazados internos, prisioneros dentro de su propio país, víctimas de la represión y del colapso económico.
Este año, en la conmemoración del Día Mundial de los Refugiados, la ONU solicita dedicar un minuto para reflexionar acerca de los dilemas que tienen que enfrentar los desterrados al huir para salvar sus vidas. “En realidad, todos los días deberían dedicarse de alguna manera a los millones de asilados en el mundo e involucrarnos en la solución de sus problemas”, concluyó.