Solamente mil 500 de los 50 mil artesanos mexicanos que producen piezas de alfarería, cerámica y porcelana lo hacen sin usar esmaltes con plomo y cadmio, altamente peligrosos, informó la diputada Dolores de los Ángeles Nazares Jerónimo, de acuerdo con estadísticas del FONART.
Ante esta problemática, la legisladora presentó un punto de acuerdo ante la Comisión Permanente para que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) sea más estricta en hacer cumplir las normas oficiales relacionadas con impedir el uso de barnices que contienen plomo y cadmio en la fabricación de piezas artesanales.
Nazares Jerónimo exhortó al Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (FONART) a implementar los mecanismos a efecto de que los artesanos puedan adquirir productos a muy bajo costo, pero libres de contaminantes para la elaboración de sus mercancías.
Enfatizó que la utilización prolongada e incontrolada de elementos nocivos en la alfarería constituye un problema de salud pública que las autoridades correspondientes deben enfrentar de manera efectiva; ello, en beneficio de artesanos y consumidores.
Precisó que el uso de barnices formulados con plomo o cadmio en la industria artesanal ha dado pie a la expedición de diversas normas oficiales mexicanas a fin de evitarlo.
Puntualizó que los componentes tóxicos en los vidriados de las piezas de alfarería, cerámica o porcelana destinadas a contener alimentos y bebidas traen consigo riesgos para la salud.
La ingesta continua de partículas de plomo y cadmio puede ocasionar daños severos al sistema reproductivo, a los riñones, al sistema nervioso, a la memoria, produce irritación del tubo digestivo y altera el sistema inmunológico.
El problema se acrecienta porque no sólo perjudican al artesano que los manipula, sino que contamina el entorno afectando a las personas que conviven en el perímetro de los talleres.
Por ello, el gobierno federal ha promulgado diversas normas oficiales mexicanas encaminadas a mitigar los efectos nocivos del uso de esos materiales tóxicos. Entre ellas, sobresalen:
La NOM-004-SSA1-1993. Salud ambiental. Limitaciones y requisitos sanitarios para el uso y comercialización de monóxido de plomo (litargirio), óxido rojo de plomo (minio) y del carbonato básico de plomo (albayalde).
La NOM-199-SSA1-2000. Salud ambiental. Niveles de plomo en sangre y acciones para proteger la salud de la población expuesta no ocupacionalmente.
Y la NOM-231-SSA1-2002. Artículos de alfarería vidriada, cerámica vidriada y porcelana. Límites de plomo y cadmio solubles.
De ésta última, su observancia recae en los fabricantes, distribuidores y expendedores de artículos de alfarería y cerámica vidriada y porcelana de producción nacional y de importación destinados a contener y procesar alimentos y bebidas, puntualizó la diputada Nazares Jerónimo.
A su vez, agregó, la vigilancia de su cumplimiento corresponde a la Secretaría de Salud a través de la COFEPRIS, en primera instancia, y a los gobiernos de las entidades federativas.
Entre los objetivos señalados en el punto de acuerdo turnado a la Segunda Comisión de la Permanente, destaca el de “iniciar una cruzada nacional por la conversión de la alfarería vidriada libre de plomo”.