El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados señaló que el repunte de la inflación, la elevada tasa de desocupación, el aumento de la informalidad, la insuficiente generación de empleos y la pérdida del poder adquisitivo del salario, han generado que los consumidores se encuentran menos confiados sobre el rumbo que tomará la economía en el corto plazo.
Indicó que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) tuvo, en julio de 2012, un incremento anual de 3.55 por ciento, cifra menor a la observada en el mismo mes de 2011 (9.25 por ciento). Pese a que el ICC tuvo su séptima alza consecutiva, su valor no superó los niveles observados antes del periodo de crisis.
A través del “Boletín económico de coyuntura. Semana del 30 de julio al 3 de agosto de 2012”, mencionó que entre enero y julio de 2012, el ICC tuvo un incremento anual de 4.13 por ciento, lo que representó poco menos de la mitad del aumento de 9.76 por ciento observado en el mismo periodo de 2011.
Destacó que para el sector privado los principales factores que podrían limitar el ritmo de la actividad económica son: debilidad del mercado externo y de la economía mundial; inestabilidad financiera internacional; problemas de inseguridad pública; ausencia de cambios estructurales e incertidumbre política interna.
Para el sector empresarial, precisó que aunque las condiciones económicas le son positivas, se encuentra vulnerable a los riesgos de desaceleración del sector industrial de Estados Unidos.
Lo anterior, agregó, dado que las variables relacionadas con el proceso productivo que mostraron un desempeño a la baja durante julio fueron: las exportaciones (‐0.30 puntos), el personal ocupado (‐0.05 puntos) y los inventarios de productos terminados (‐1.36 puntos).
El CEFP refirió que la industria de la construcción ha mantenido una racha de altibajos desde junio de 2011, que parece superarse con los resultados positivos observados entre abril y mayo de este año, pues al quinto mes del 2012, el valor de producción de las empresas constructoras ascendió a 21 mil 999.9 millones de pesos, lo que significó un incremento de 6.9 por ciento real anual.
Por tipo de obra, sobresalió el crecimiento de 87.6 por ciento anual que registró el rubro de “otras construcciones”, lo que se explica por el bajo nivel de comparación que mostró en mayo de 2011 cuando reportó un avance de apenas 677.5 millones de pesos, (en este año logró un valor de mil 270.9 millones de pesos). Seguidas por las obras en petróleo y petróquímica (16.2%); agua, riego y saneamiento (9.6%); y edificación (6.6%).
En tanto que las obras relacionadas a transporte, así como a electricidad y comunicaciones, cayeron en 0.4 por ciento y 8.5 por ciento anual, respectivamente. Con relación al valor total de la obra contratada por el sector público, ésta pasó de representar el 54.0 por ciento, en abril, al 52.7 por ciento en mayo, agregó.
Subrayó que, en contraparte, la participación del sector privado subió de 46.0 a 47.3 por ciento en esos meses. “La mayor participación del sector público en el gasto de construcción puede seguir reflejando un mayor egreso en infraestructura que busca completar las obras contratadas antes de que termine la presente administración”, enfatizó.
El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas argumentó que de mantenerse este crecimiento de manera sostenida, la construcción contribuiría a dar un impulso al crecimiento económico del país, mismo que se hace necesario, toda vez que existe incertidumbre sobre la expansión del sector manufacturero, el cual podría verse contagiado por la desaceleración estadounidense en el corto plazo.