Guillermo Pimentel B.
Federico Ovalle Vaquera, Secretario General de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC), aseguró que la información que dio a conocer la Encuesta Nacional Agropecuaria revela que tenemos un campo polarizado.
Agregó que además identifica la problemática que enfrenta en la actualidad el desarrollo rural mexicano, pues esta Encuesta confirma que el 42% de la producción agrícola del país la compran los intermediarios, las grandes comercializadoras y agroindustriales, quienes controlan el precio, regularmente hacia el alza hasta tres veces de lo que pagan al agricultor.
Ovalle Vaquera, en entrevista, dijo que la Encuesta Nacional Agropecuaria dada a conocer por el INEGI y el Secretario de Agricultura, Enrique Martínez y Martínez, opinó que el volumen de producción de frijol, un millón 434,668 toneladas que es el 62.7%; de maíz blanco de 21 millones 87 mil 445 toneladas que es 62.0; y sorgo grano de 7 millones 196 mil 30 toneladas que es el 65.1%, se vende a intermediarios
“Esto ha permitido que dichos productos se encarezcan al consumidor, en el anaquel de los supermercados, ya que acude el 60% de la población a estos centros comerciales a adquirir esos alimentos”, refirió.
Con esta información de la Encuesta Nacional Agropecuaria, señaló Federico Ovalle Vaquera, las organizaciones campesinas plantean que el Gobierno Federal lleve a cabo una revisión de las estructuras de los mercados, es decir, quienes compran los productos del campo, qué rutas siguen, cuál es el nivel de concentración de las grandes empresas y en qué productos.
A juicio del dirigente de la CIOAC, esto se ha vuelto “un círculo vicioso” ya que una estructura de mercados como la denunciada por las organizaciones campesinas agrupadas en el Frente Auténtico del Campo, que está concentrada por ramas de producción, por sistemas producto, por cadenas productivas y de valor en unas cuantas empresas, son las que se benefician de los cambios en la economía como es el caso del comportamiento del peso con respecto al dólar.
“La modificación del tipo de cambio debería de beneficiar al conjunto de las unidades de producción pero no sucede así puesto que la estructura de los mercados está concentrada en pocas empresas”, precisó.
Propuso que el Gobierno Federal debería tomar cartas en el asunto y en cooperación con las organizaciones campesinas podría resolver parcialmente los problemas. Dijo que para beneficiarnos de los cambios se modificar la estructura de privilegios en las que se encuentran algunas pocas unidades de producción nacional.
La agricultura altamente competitiva, para la exportación y comercialización son poco más del 1%, sector que se beneficia, en mayor medida, de políticas públicas y del presupuesto por lo que no va más allá del 10% de las personas que se dedican a estas actividades productivas”, señaló.
En contra parte, los productores que forman el sector social aportan un porcentaje mayor al 50 por ciento de la producción alimenticia que se consume en el país aun estando fuera del circuito de los apoyos y políticas públicas y del presupuesto de egresos de la federación, aclaró.
Ovalle Vaquera indicó que si los tomadores de decisiones tienen en consideración está realidad, no tendrán argumentos debatir la necesidad de reorientar el gasto público hacia las pequeñas unidades de producción y la agricultura campesina a fin de favorecer el crecimiento de la economía.
De acuerdo a la ENA, tenemos un porcentaje muy alto de presupuesto concentrado en las grandes unidades de producción así como en las empresas y nos dice que ese gasto, en muchos de los casos, es regresivo que no genera ni la producción que se necesita para el consumo interno, ni los empleos que hacen falta para la satisfacción de las necesidades de productores y campesinos para elevar su condición de vida, concluyo.