El órgano informativo Desde la Fe, de la Arquidiócesis Primada de México, publicó un editorial que tituló “El costo de la democracia” y como hace dos semanas les tundió duro a los diputados federales, ahora arremetió contra los consejeros del IFE.
Aquí el documento textual: “Todos estamos convencidos de la importancia que tiene en nuestro país la participación ciudadana para consolidar la democracia como sistema político.
Uno de los pilares ha sido, sin duda alguna, el Instituto Federal Electoral (IFE) que hacia el año 2000 se ganó el respeto internacional y fue calificada como un ejemplo de institución ciudadana para organizar, promover y revisar los procesos electorales, haciendo de México un país de vanguardia en la democracia.
Su papel fue de gran importancia en la transición democrática, dejando atrás, sin violencia ni conflictos, un régimen autoritario.
Sin embargo, con el paso de los años se ha convertido en una institución controlada por los partidos políticos, cada vez menos vinculada al interés de los ciudadanos.
Institución, por otra parte, que ha hecho de la democracia uno de los productos más caros de nuestro país: se acaba de aprobar el presupuesto para el próximo año, mismo que asciende a casi 16 mil millones de pesos.
No podemos dejar de señalar que el IFE se ha convertido en una enorme burocracia que, comenzando por los ciudadanos consejeros, requiere de inmensos recursos.
Destaquemos, por ejemplo, el insultante sueldo de cada consejero que asciende a 170 mil pesos, sin contar los 12 mil adicionales para alimentos, cuatro mil para teléfono móvil y cinco mil para gasolina. Se le añade los costosísimos seguros médicos y de vida de los que gozan no sólo ellos, sino una gran parte de los funcionarios de dicho instituto. Debemos recordar que además del organismo federal existe uno en cada estado de la República: ¿Cuál es el resultado de su trabajo? ¿Vale la pena tanta inversión en función de una verdadera democracia? ¿Están cumpliendo con su trabajo con eficiencia? ¿Han logrado hacer crecer la participación ciudadana? ¿Tiene una estrategia para hacer participar a toda la sociedad en la promoción del voto?
Para contestar estas preguntas podríamos acercarnos a lo que acaba de suceder en el reciente proceso electoral del estado de Michoacán: Muchos de los que pretendían contender por puestos de elección renunciaron por motivos de seguridad, muchos ciudadanos se sintieron presionados para participar y para no participar, sin que el Instituto Electoral local pudiera hacer algo.
Los costos para recoger la votación de los ciudadanos michoacanos en el extranjero ha sido tan costoso, 53 mil pesos por cada voto, que llegamos al absurdo de que habría salido más barato ir y volver en avión por cada uno de los 341 votos obtenidos.
Al final, hay un descontento de los partidos contendientes por las muchas irregularidades del proceso, hay un descontento de los ciudadanos que apenas superaron el 50 por ciento de votantes, hay un descontento general porque no logramos consolidar nuestra costosa democracia.
Ante el importante año electoral del 2012, es tiempo de hacer una profunda reflexión como ciudadanos para mejorar nuestras instituciones ciudadanas.
Es tiempo de exigir a los políticos elegidos cumplir con sus promesas y con sus responsabilidades. Es tiempo de denunciar las corruptelas que se siguen dando.
Es tiempo de exigir que las instituciones democráticas estén al servicio de los ciudadanos y no de los intereses de los partidos políticos. Mientras pensamos en todo esto, en la Cámara de Diputados sigue sin solución la designación de tres consejeros faltantes y el IFE pide un aumento de 150 mil para cada consejero a fin de compensar la “sobre carga de trabajo” ante la ausencia de los tres consejeros. No cabe duda que nuestra democracia cuesta demasiado.