La manutención de las 225 mil personas que se encuentran privadas de su libertad, le cuesta al erario público más de 34 millones de pesos diarios, es decir, 151 pesos en promedio, casi tres veces el salario mínimo, cantidad que no percibe un obrero en un día laboral, señala el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados.
Se añade que el panorama de delincuencia y violencia que enfrenta el país se ha convertido en una presión más para el presupuesto nacional, al grado de que “una persona presa es más cara que un trabajador”.
El presupuesto asignado al Organismo Desconcentrado Prevención y Readaptación Social se cuadruplicó en términos nominales entre 2001 y 2010, al pasar de mil 162.3 millones de pesos a 5 mil 48.6 millones, resultado de los montos destinados a construcción y mantenimiento de centros carcelarios.
Además, el presupuesto de la Secretaría de Seguridad Pública se triplicó entre 2001 y 2010, al pasar de 6 mil 31.4 millones de pesos a 22 mil 31.6 millones.
En promedio, la manutención de los 225 mil presos cuestan al erario 34 millones de pesos diarios.
A lo anterior se le suma el alto grado de impunidad en los procesos judiciales y un deficiente sistema penitenciario federal que trabaja con esquemas de sanción no necesariamente asociados a estrategias de reinserción social.
En este sentido, el estudio señala que alrededor del 98.3 por ciento de los delitos quedan impunes, ya que de cada 100, sólo 12 son denunciados; en tanto que un 26 por ciento de las averiguaciones se concluyen y en 55 por ciento de este total se presentan consignados.
Por otro lado, menciona el CEFP, en el ámbito de la seguridad pública existe una demanda de mayores espacios para alojar a los individuos que enfrentan un proceso judicial y los que se encuentran cumpliendo alguna condena.
“Esta situación se desprende del aumento de la población penitenciaria que, de acuerdo con cifras oficiales, se ha incrementado en casi un 70 por ciento en los últimos años”.
A estas condiciones de sobrepoblación en las cárceles mexicanas, menciona, se agregan deficiencias del sistema carcelario que, según lo manifestado por la Subsecretaría del Sistema Penitenciario Federal, se refieren a heterogeneidad en el tipo de instalaciones, procesos de operación, tratamientos y programas en la materia; reglamentaciones, tecnologías, equipamiento y sistemas de vigilancia, entre otros.