Por Alejandra Crail

Cuernavaca, Mor.- La semana pasada el gobernador del estado de Morelos, Graco Ramírez, anunció el rechazo de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) que presentó la empresa minera canadiense “Esperanza Silver” con la finalidad de explotar los cerros Jumil y Colotepec, ricos en oro y plata en el municipio de Tetlama.

La concesión que la empresa tiene en el territorio de Morelos abarca 15 mil hectáreas totales, sin embargo, hasta ahora la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) sólo revocó el permiso para las primeras mil 500 hectáreas.

De acuerdo con Topiltzin Contreras MacBeth, secretario de Desarrollo Sustentable del gobierno de Morelos, el gobernador de la entidad fue pieza clave para detener la primera etapa de esta explotación minera en Morelos.

Francesco Toboada, coordinador para la reforma política de los pueblos indígenas, también concordó con la declaración anterior: “la decisión del gobernador es la diferencia de Morelos con otros estados en donde también ha entrado la minera, en el gobierno pasado esto no hubiera pasado”, enfatizó.

Contreras MacBeth señaló que la mina a cielo abierto atenta contra el medio ambiente, la salud y el patrimonio cultural e histórico del estado puesto que la explotación se realizaría a pocos kilómetros de la Zona Arqueológica de Xochicalco, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999, y traería consecuencias irreparables en cuestión de biodiversidad y enfermedades dentro de los habitantes.

Detener esta primera etapa de explotación tiene gran importancia para toda la población morelense. Mediante la unión de la sociedad civil y el gobierno se previnieron problemas a largo plazo en diferentes áreas.

Tan sólo esta etapa necesitaba 760 mil metros cúbicos de agua al año —la minera trabajaría durante 12 años— para la explotación, cifra que representa 52 por ciento de lo que hay disponible en el acuífero de Cuernavaca.

Además, el terreno es altamente permeable, lo cual se traduce en un alto riesgo de contaminación del agua que abastece a las diversas comunidades y al ganado de donde se generan los alimentos de la población. Bajo esta primicia los riesgos de contraer cáncer años después aumentarían en los morelenses, aseguró Topiltzin Contreras.

En cuestión ambiental, sería imposible recuperar los beneficios que los cerros prestan al estado en cuestión climática, pues prácticamente desaparecerían para obtener el oro: por cada tonelada de caliza se extraen tan sólo .5 gramos de oro.

Contreras dijo que siete expertos provenientes de la UNAM y de la Universidad Autónoma de Morelos analizaron la zona durante seis meses aproximadamente y encontraron tres especies “protegidas” bajo la NOM-059 y 30 más consideradas de distribución restringida.

El riesgo persiste

A pesar de que Morelos tiene una postura muy fuerte en contra de la minería a cielo abierto, el rechazo a la MIA de este proyecto, sólo es un pequeño triunfo sobre la minera extranjera en territorio mexicano, sólo es una luz muy tenue en el oscuro riesgo que tiene el estado en esta cuestión.

Actualmente existen en Morelos 39 proyectos mineros que corresponden a 28 mil 400 hectáreas de cuatro mi 879 kilómetros cuadrados de superficie estatal, de los cuales sólo uno está en la fase de exploración.

Contreras MacBeth dijo que actualmente los 39 proyectos están en un proceso de revisión ya que pueden representar “pasivos ambientales que tendrían que pagar futuras generaciones” y, lamentó, “las concesiones tienen que ver con las administraciones anteriores, que quieren dinero rápido y generar empleos sin pensar en las consecuencias a futuro”.

Con información de la revista digital Teorema Ambiental