Los programas de desarrollo, los planes de acción, así como las estrategias locales, regionales y nacionales, y en general las políticas públicas que actualmente existen en torno al cambio climático, están formulados con un enfoque sectorial desde el cual solo se puede seguir una sola línea de acción a la vez, dijo Roberto Sánchez Rodríguez, científico mexicano integrante del Grupo de Trabajo 2 del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).
Por eso, para responder de una mejor manera a los riesgos e impactos asociados con este problema global y multidimensional, se necesita repensar la estructura y la forma en cómo operan las instituciones. Esta fue una de las conclusiones principales del informe más reciente -publicado el pasado 31 de marzo- del Grupo 2 para la conformación del quinto informe de evaluación del IPCC, sostuvo el investigador de El Colegio de la Frontera Norte en entrevista para la Academia Mexicana de Ciencias.
El Grupo 2 evalúa la vulnerabilidad de los sistemas socioeconómicos y naturales al cambio climático, las consecuencias negativas y positivas de dicho cambio y las posibilidades de adaptación al mismo.
“Por supuesto no estamos pensando que esto se haga de la noche a la mañana, sino que ocurra mediante cambios progresivos, para lo cual debemos desarrollar una estrategia de acción que tenga una meta clara de hacia dónde vamos”, sostuvo uno de los autores principales del capítulo 15 “Adaptación, Planificación e Implementación”, del reciente informe del Grupo II.
Aprendizaje continúo
Para ello, sostuvo el especialista en estudios urbanos y medio ambiente, se tiene que considerar a la adaptación como un proceso de aprendizaje constante en el que se establezcan metas y estrategias claras, que se monitoreen y evalúen continuamente con el fin de dar cuenta sobre lo que estamos haciendo bien, lo que no está funcionando y cómo lo podemos corregir, así como para poder ajustarnos a las condiciones climáticas y socioeconómicas de determinado momento.
El investigador reconoció que ya se están tomando acciones de adaptación en todo el mundo, mismas que aparecen documentadas en el informe. En el caso de México existen medidas de adaptación y mitigación contempladas en la Estrategia Nacional de Cambio Climático, publicada a mediados del año pasado, en el Programa Especial de Cambio Climático (PECC) del periodo 2009-2012, y en el borrador del PECC para el periodo 2013-2018. En este último documento, además de las acciones para cada sector a nivel federal, también se incluyen los PACMUN (Planes de Acción Climática Municipal).
“Esto está muy bien desde una perspectiva general –comentó- pero son procesos que se han dado muy rápido y que no siempre tienen la mejor estructura o las mejores políticas. Estos planes estatales y municipales son más robustos en la parte de mitigación, de cómo reducir gases de efecto invernadero, por ejemplo. Pero son muy débiles en la parte de adaptación, precisamente porque se desconoce qué tipo de acciones se deben de llevar a cabo, no hay estudios de vulnerabilidad que ayuden a guiar en aquello a lo que nos tenemos que adaptar, en dónde, cuándo y cómo”.
Este es un proceso que va a requerir tiempo para poder orientarlo y tenemos que ser cuidadosos para tratar de hacerlo lo mejor posible en el corto plazo, establecer estos parámetros y decisiones multidimensionales tanto de la vulnerabilidad como de las acciones que existen para la adaptación, afirmó.
Comenzar con pequeñas acciones
De acuerdo con Sánchez Rodríguez, gracias a los reportes del IPCC (cuatro completos publicados entre 1990 y 2007) existe un cúmulo de información muy útil sobre cómo podemos empezar a trabajar. Aunque ya se están tomando acciones, puntualizó, es impostergable empezar a ver a la adaptación desde una perspectiva mucho más integrada y asociada a los problemas de desarrollo en México.
Un apoyo para esto podrían ser las “estrategias de poco arrepentimiento” (conocidas en inglés como low-regret strategies), medidas que a pesar de la incertidumbre en torno a los impactos del cambio climático, bajo el clima actual y dentro de la gama de futuros escenarios climáticos, generan beneficios y dan las bases para abordar los cambios previstos.
De hecho, se les considera puntos de partida para hacer frente a las tendencias proyectadas de exposición, vulnerabilidad y extremos climáticos en los planes de adaptación regionales y nacionales.
“Hay cosas que pueden empezar a hacerse, es cuestión de ver qué tipo de acciones están incluidas en el nuevo PECC. No obstante, creo que se requiere un trabajo un poco más sistemático y un vínculo mucho más estrecho entre la comunidad científica, los tomadores de decisiones, los planificadores, los representantes de los diversos sectores, y demás actores, para definir cómo nos apoyamos mutuamente y usamos la mejor información disponible”, concluyó.
El próximo lunes 21 de abril, Roberto Sánchez Rodríguez participará junto con un grupo de especialistas de México y Estados Unidos en el encuentro Cambio Climático: Riegos, Adaptación y Mitigación, a realizarse en el Senado de la República, donde se analizarán y discutirán los resultados y recomendaciones del quinto informe de evaluación de los Grupos de Trabajo del IPCC.
La reunión es organizada conjuntamente por el Senado de la República, la UNAM, la Academia Mexicana de Ciencias, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, la National Academy of Sciences, la United Nations Foundation y el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático.