Reflexión de Oscar Chacón

Estamos a exactamente 34 días de la elección nacional en los Estados Unidos de América (EUA). En el ámbito presidencial, y a menos que sucediera un cambio profundo e inesperado en el panorama actual, es muy probable que el presidente Obama será re-elegido.

Tanto las encuestas nacionales, como también las encuestas en los estados que serán los decisivos en cuanto a sumar 270 o mas votos del Colegio Electoral, sugieren un importante giro en el apoyo que el presidente Obama genera, particularmente entre las mujeres y los votantes independientes.

En promedio, el presidente Obama está posicionado con de 4 a 5 puntos de ventaja sobre Mitt Romney. Si bien los debates presidenciales no han sucedido todavía, el impacto  que los debates han tenido a lo largo de la historia en cuanto a inclinar decididamente la balanza a favor de un candidato u otro ha sido mayormente insignificante.

Más allá de la muy probable re-elección del presidente Obama, todo parece indicar que el Senado y la Casa de Representantes seguirán configuradas de una manera similar a lo que ha sido el balance de poder a lo largo de los últimos dos años.

En el caso del Senado, aun si hay cambios en algunos estados, las encuestas de opinión pública sugieren que los Demócratas seguirán ejerciendo la mayoría, pero sin alcanzar 60 curules o mas. Ese es el número clave para que un partido, asumiendo que se pueden poner de acuerdo entre ellos, pueda impulsar cambios legislativos concretos. La carencia de 60 o mas curules vuelve indispensable el tener que negociar con la oposición.

En la Casa de Representantes el panorama es parecido. Todo indica que el Partido Republicano mantendrá su condición de partido mayoritario. Es probable que el número específico de curules que controlen sea inferior al actual, pero probablemente seguirán teniendo mayoría simple.

Lo anterior sugiere que para poder romper con la inacción legislativa que ha predominado a lo largo de los últimos dos años, va a ser necesario que la dirección de los partidos políticos suavice sus posiciones y habrá la posibilidad de cambios capaces de contar con el apoyo de ambas bancadas.

Dado el predominio político e ideológico que ha tenido el partido Republicano a lo largo de las ultimas décadas, es muy probable que sean los Demócratas quienes una vez más se desplacen hacia las posiciones políticas ostentadas por la dirigencia Republicana y por lo tanto se puedan producir acuerdos "bi-partidistas" sobre temas diversos de política pública.

Si el escenario antes descrito es confirmado por los resultados de las elecciones del 6 de noviembre, la pregunta más importante no va a ser si habrá movimiento legislativo en temas diversos (p. e. el tema de reforma a la política de inmigración), sino más bien cual será la naturaleza de los cambios que pudieran ser aprobados.

El grado de organización política post-electoral que diferentes sectores sociales puedan tener, al grado de presionar eficazmente a sus representantes y senadores en función de agendas verdaderamente beneficiosas para la mayoría de las personas; será vital para alcanzar cambios legislativos verdaderamente positivos.

Tablas informativas acerca de las campañas electorales legislativas federales: http://cookpolitical.com/   

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