*SOLUCIÓN POLÍTICA*
*Que el conflicto político requiere una solución política es una convicción extendida en Euskal Herria. Además, cada vez son más las voces que abogan por una nueva estructura jurídico-política. El derecho a decidir también es una referencia. ¿Cómo observa ETA el desarrollo del ámbito de la resolución política?*
La resolución política debe responder a las claves del conflicto para que en Euskal Herria se instale una situación democrática. El primer paso es el proceso de diálogo que debe desarrollarse entre los agentes políticos y sociales vascos. Evidentemente, este proceso tendrá que llevarse a cabo sin ningún tipo de violencia ni de injerencia. El objetivo de las negociaciones debería ser un acuerdo democrático en el que se recoja una formulación pactada del reconocimiento de Euskal Herria y del derecho a decidir. De esa manera, todos los proyectos políticos serían materializables, incluida la independencia.
El acuerdo democrático debería recibir el respaldo legitimador de la ciudadanía vasca, en forma de ratificación en una consulta popular. A partir de ahí, debería abrirse un proceso de negociación entre los estados y una representación de los agentes políticos y sociales de Euskal Herria.
No sobre el contenido del acuerdo, porque eso sólo les corresponde a los agentes vascos, y a los ciudadanos y ciudadanas vascos; el objetivo de esas negociaciones sería la aplicación de ese acuerdo democrático.
*¿Detrás de estas opiniones existe una voluntad de tutelaje sobre la resolución política? Se trata de una de las acusaciones que siempre se ha repetido contra ETA.*
ETA nunca será una amenaza para ese proceso, como ya ha quedado bien claro.
Nunca lo ha sido. ETA tiene su opinión y hace sus reflexiones. Eso es lo que estamos haciendo. Pero ETA no estará sentada en la mesa de la negociación política. La que represente en esa mesa a la izquierda abertzale en su conjunto será la unidad popular, principal referencia política de la izquierda abertzale.
Las fuerzas favorables a España y Francia deberían participar por medio de los representantes que esos partidos tienen en Euskal Herria. Es necesario.
Pero a partir de ahí, el proceso no debe sufrir ningún tipo de amenaza o injerencia exterior. Ni de los estados ni de nadie. Debe ser un proceso caracterizado por la voluntad y el deseo de la ciudadanía vasca; basado en su palabra y en su decisión.
*También en otras ocasiones han manifestado que la voluntad de la ciudadanía constituye la base y la referencia. ¿Creen que se ha avanzado lo suficiente para que eso sea posible?*
Se ha avanzado en lo que concierne a la conciencia y la madurez política de la ciudadanía vasca. Los ciudadanos y ciudadanas vascos quieren tomar la palabra, tanto en el proceso democrático como en el día a día de la vida política y social.
Por lo que respecta a las fuerzas favorables a España y Francia, aún no han hecho ese ejercicio democrático. Si pueden imponer su proyecto por la fuerza, no les importa la voluntad popular. No hay más que ver la arrogancia del Gobierno de Gasteiz, aun consciente de que carece de legitimidad democrática. De todas formas, no les será fácil dar la espalda a las demandas de la ciudadanía.
*¿Tendrán las fuerzas políticas la suficiente madurez para materializar un acuerdo político que responda a la raíz del conflicto?*
La sociedad vasca no aceptaría otra cosa. Desgraciadamente, en algunos sectores aún no se percibe suficiente madurez. Temen perder la privilegiada posición que les han otorgado la división de Euskal Herria y la imposición.
Por eso ven el proceso como una amenaza, cuando debería ser una oportunidad para todos.
Creemos que se equivocan, porque el pueblo vasco no acepta por más tiempo ofertas políticas basadas en la imposición. También ellos están haciendo esa reflexión. Esos partidos saben que, en la situación que se ha abierto en Euskal Herria, tienen que reconsiderar sus posiciones si no quieren alejarse demasiado de la sociedad vasca. Pero está por ver si los resultados de esa reflexión les llevan a sumergirse en el proceso democrático. Por eso, la llave la tiene la sociedad vasca. El proceso se acelerará desde la exigencia y activación popular.
*Surgen muchas dudas en torno a la forma de resolver la cuestión de la territorialidad.*
Es una de las cuestiones clave del proceso. España y Francia han levantado su primera trinchera en la división territorial. Y con una situación de imposición de muchos años, han cavado un profundo agujero. Pero la resolución del conflicto político debe abordar al conjunto de Euskal Herria. En los diálogos entre los agentes políticos y sociales vascos debe buscarse una formulación concreta para el reconocimiento de la realidad nacional de Euskal Herria; teniendo en cuenta la actual realidad institucional, pero sin que la profundidad de ese agujero se convierta en un problema insalvable.
*Es evidente que los ritmos serán diferentes. ¿Ven opciones de que en Ipar Euskal Herria se produzcan también cambios significativos?*
Está claro que la confrontación con los dos estados ha tenido una evolución diferente y que la percepción de la sociedad y la evolución del nacionalismo tampoco ha sido la misma. Eso debe tenerse en cuenta, y puede influir en los ritmos y las formas. Pero en cuanto a los contenidos, siendo el conflicto político el mismo, las claves también son parecidas: reconocimiento y derecho de decisión. En Lapurdi, Baxe Nafarroa y Zuberoa existe una importante conciencia sobre eso, y desde sectores muy amplios se reivindica una institución propia que recoja el reconocimiento de Euskal Herria y que dote de los recursos necesarios para responder a sus necesidades. El reto es estructurar todo ello, con el objetivo de alcanzar el acuerdo democrático. La evolución de todo el proceso y la Conferencia Internacional pueden suponer un impulso.