¿Lo verán y escucharán?
Los senadores del PAN apuestan por una reforma político-electoral seria, transparente y consensuada con todas las fuerzas políticas, que incluya la segunda vuelta en la elección presidencial, las candidaturas comunes a nivel federal y la revisión del modelo de comunicación política.
Así lo manifestó el senador Fernando Herrera Ávila, coordinador de la bancada panista, al dejar en claro que dicha reforma necesariamente debe contener un cambio de comportamiento y de actitud entre partidos y competidores que acabe de una vez por todas con los mismos vicios que se repiten cada tres años y que han motivado recurrentemente reformas electorales.
Manifestó que aún persisten algunos puntos que deberán revisarse y modificarse para adecuar la legislación electoral, a efecto de garantizar la asistencia de un número mayor de ciudadanos para elegir a sus autoridades, porque de poco sirven las buenas leyes si no inculcamos principios democráticos en la ciudadanía.
Por ello, invitó a los dirigentes nacionales del PRI y del PRD a pasar de los dichos a los hechos, a dejar a un lado los cálculos políticos y a presentar propuestas concretas para entrar de lleno a la discusión de una reforma integral, sin etiquetas ni destinatarios.
Herrera Ávila precisó que Acción Nacional ya ha dado los primeros pasos en ese sentido al proponer en ambas cámaras una iniciativa específica para flexibilizar las candidaturas independientes, hacerlas más accesibles a la sociedad, a tiempos de radio y televisión, al financiamiento público y privado, y a optar por candidaturas comunes con partidos políticos, aún ya iniciada la campaña electoral.
Anticipó que en los próximos días el grupo parlamentario llevará al pleno del Senado una reforma para incorporar en la Constitución la segunda vuelta electoral, tema que calificó de “ineludible” y sobre el cual el PRI debe pronunciarse y definir con toda claridad si va o no al debate.
Acción Nacional siempre lo ha propuesto y quien se niega reiterada y rotundamente a darle viabilidad a esta posibilidad, a este derecho democrático, son los priistas, advirtió.
“Ellos en sus cálculos, en la suma de la dispersión, han logrado conseguir sus mayorías y quien se negó en la discusión anterior a dar un paso en esta materia fue el PRI”, insistió Herrera Ávila.
Puso como ejemplo que en las últimas dos elecciones se han estrechado los márgenes para definir al triunfador y hoy tenemos un Presidente que resultó electo con el 38.21 por ciento de los votos emitidos, lo que quiere decir que en los hechos 19 millones de mexicanos lo eligieron para gobernar una población de 112 millones.
“Es inconcebible que el país sea gobernado por mandatarios por los cuales la mayoría de los mexicanos no votó”, puntualizó.
Asimismo, hizo hincapié que los comicios del pasado 7 de junio reforzaron la idea de que el PRI desde hace tiempo viene a la baja, que por sí solo no puede ganar una elección y tiene que echar mano de sus satélites y aliados del PVEM y de Nueva Alianza para alcanzar mayorías que el electorado no le ha otorgado en las urnas.
Hoy más que nunca --indicó-- al gobierno y a su partido les conviene un cambio radical a la legislación, más allá de la simple voluntad política y de las declaraciones mediáticas que se asemejan a un “globo de sonda” para “medirle el agua a los camotes”.
Consideró que con miras al 2018 “tenemos que entrar ya a una revisión a fondo” y actualizar la legislación electoral para que los partidos y ciudadanos concursen con reglas de equidad, de imparcialidad y sobre todo de certeza en la obtención de los resultados electorales.
Por supuesto que vivimos y padecemos un proceso de deslegitimación del sistema de partidos, de la forma tradicional de hacer política y de competir por el poder público. Ese es uno de los mensajes claros que recibimos de los ciudadanos el 7 de junio y que también tendremos que analizar con detalle, apuntó el senador Herrera.
“Igualmente preocupante y digno de una revisión a fondo --señaló-- es que antes y durante la jornada electoral se advirtieron los mismos vicios de siempre, “como resultado de una reforma electoral que apenas con seis pasó la prueba en su primera aplicación”.
Fue lamentable --dijo-- constatar el uso y abuso de los programas sociales del gobierno para beneficio del PRI y sus candidatos, la influencia de dinero extralegal, la injerencia de los gobernadores de cualquier signo, las violaciones flagrantes y sistemáticas a la ley por parte del PVEM, la compra y coacción del voto y una guerra sucia de dimes y diretes en los medios, sin denuncia alguna que la respaldara.
El coordinador parlamentario se mostró convencido de que México y los partidos viven un proceso de mejora y que la reforma polìtico-electoral no es un producto acabado y, por tanto, hoy más que nunca merece una revisión profunda con el concurso de todos los partidos políticos.